Preciosa

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Crítica Digital

En la cima del horror cinematográfico

De gran éxito en Estados Unidos, esta película expone de manera casi pornográfica la desgracia de una adolescente negra, obesa, pobre, abusada por su madre, violada y embarazada por su padre, para generar lástima tranquilizadora. En las antípodas del cine.

En una historieta de Trillo y Altuna de los 80, un par de viajeros en el tiempo recalaban en el Hollywood de los 40. La intención era satírica: conocían a un intelectual neoyorquino que iba a “cambiar las películas” y se lamentaba de que le hubiesen rechazado su guión. Uno de los viajeros le respondía: “Quizás el hecho de que el protagonista fuera judío, homosexual, negro y comunista les pareció un poco mucho”.

Hollywood ha cambiado y, si bien entre sus pliegues se cuela aún la intención clásica del relato, de la épica, de la metáfora (cosas que aparecen en varias nominadas al Oscar, films grandes como Avatar, Vivir al límite, Amor sin escalas y Bastardos sin gloria, que a veces usan lo social-contemporáneo, pero para mostrar otras cosas más universales), existen objetos audiovisuales hechos para “quedar bien” y hacer que el medio pelo se sienta tranquilo por emocionarse ante una desgracia –cuando en realidad sintió una lástima tranquilizadora–. Objetos que se cargan de prestigio por “lo que dicen” y nunca, jamás, por lo que muestran, cuando el cine es un arte del mostrar. Es el caso de Preciosa, sin dudas la peor película estrenada en lo que va del año y unánimemente saludada en los Estados Unidos como valiente obra independiente. Cuando no tiene nada de valiente, hablar de obra es mucho, y la única “independencia” que ejerce es respecto del cine mismo.

El film está basado en una novela, pero esto es lo de menos. Trata de la vida y la historia de superación personal de una adolescente obesa, negra, pobre, violentada por su madre y dos veces abusada y embarazada (el primer hijo tiene síndrome de Down, de paso) que, gracias al amor de una maestra, y a la poesía, se descubre a sí misma. La lectura que de la novela hace el director Lee Daniels no interpreta ni un renglón: simplemente ilustra de modo literal. Al punto que los títulos remedan la escritura torpe y mal trazada del personaje protagónico (debajo se los “escribe bien” para que se entiendan). El procedimiento recuerda un chiste de esa cima del humor negro español llamada Torrente: allí el impresentable policía interpretado por Santiago Segura ponía a su padre inválido a pedir limosna con un cartel que tenía faltas de ortografía. “Oye, está mal escrito”, decía el pobre hombre. “Mejor –respondía Torrente–, así te tienen más lástima”. Daniels es como ese Torrente, salvo que se lo toma en serio –o es igualmente cínico–. Porque esto no sería indignante si el realizador “se retirara” de la puesta en escena y no apelara a chiches de cámara y montaje (fotos que hablan, “imaginaciones” de la protagonista como estrella glamorosa –dejando en claro, de paso, una defensa del exitismo entendido del modo más rancio–, uso de la música) o a golpes bajos coreografiados (ver cuando la madre intenta reventar la cabeza de la joven con una sartén, una breve escena tremendamente manipulada desde la actuación, la cámara y el sonido) para sólo mostrar, sin juzgar, el mundo. No: Lee Daniels cree que somos tontos y que su film es “importante”. Es más, cree que un film es importante si dice de modo casi pornográfico –y pedante, señalando con el dedo– lo mal que anda el mundo. Lo que logra es forzar a la lástima en lugar de a la comprensión, a la vergüenza ajena en lugar de a la piedad. Por eso, de paso, usa a estrellas pop (Lenny Kravitz, Mariah Carey) “afeadas”, para dejar bien claro que el asunto “es serio”. Ahí, también, hay una enorme falsificación.

El cine es un arte cuando habla de cosas universales, cuando nos deja pensando y soñando, no cuando copia los peores procedimientos de los noticieros demagógicos. Preciosa es, de todas las películas vistas en el último tiempo, la más alejada de ese arte. Una mala producción de América Noticias tiene más verdad y arte que esta hora y media de horror.