Por tu culpa

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Abandono de persona?

Anahi Berneri debutó en cine con "Un año sin amor", una historia de amor en el marco del HIV y prácticas masoquistas. Cambió totalmente de género cuando en "Encarnación" decidió contar la historia de una vedette de los años ´80 que decide volver a su pueblo natal y reencontrarse con su familia y sus raíces.
En su tercer filme, "Por tu culpa" vuelve a explorar un terreno y un registro diferente, y quizás sea éste el mayor valor que tenga la filmografía de Berneri: de jugarse en cada una de sus películas, apostar al riesgo y ganarle.

"Por tu culpa" es el relato de lo que sucede durante una noche en la vida de una mamá con dos hijos pequeños (2 y 9 años) que tiene que lidiar con el cuidado de ellos, su trabajo profesional, la falta de ayuda del entorno y con su ex-marido del que está recientemente separada.
Entonces mientras Julieta (Erica Rivas en un impresionante tour de force actoral) intenta terminar un trabajo que tiene que presentar al día siguiente, la cámara nos va mostrando el desorden generalizado en que se mueve esta familia. Los chicos mirando la tele hasta altas horas de la noche negándose a ir a dormir, se pegan, discuten entre ellos, se lastiman ... y Julieta está completamente desbordada, no sabe / no puede / no le importa (?) poner límites a esa situación. Cuando dentro de ese juego incesante y cada vez más riesgoso, el menor de los hermanos se cae de la cama lástimandose un brazo, comenzará un nuevo calvario para Julieta: una noche en la clínica donde nada será como ella espera.

Mientras que ella sólo fue a buscar ayuda, un diagnóstico, una seguridad de que su hijo está fuera de peligro, los médicos, en cambio, tratarán de retenerla a la espera de que a la mañana siguiente reciba ayuda psicológica. Ellos evidencian una familia con graves problemas.
La parálisis de Julieta ante las sospechas de los médicos por los golpes que presentan los chicos, su desesperación ante la falta de contención familiar y su asfixiante necesidad de escapar del hospital (y volver a su casa, refugio en donde se siente segura) son narrados por Berneri con un estilo que puede remitir a la última etapa del Dogma (la cámara nerviosa, los primeros planos y los gestos y las miradas por sobre los grandes diálogos) pero más aún al cine de los hermanos Dardenne ("Rosetta", "El hijo", "El silencio de Lorna").

Esto mismo que distingue a la forma que tiene Berneri de contarnos la historia puede ser lo mismo que aleje a cierto espectadores que necesiten una historia con narración más clásica, más tradicional: en "Por tu culpa" la directora sólo expone los hechos, deja fluir las situaciones y las reacciones de que sus personajes tienen durante esas horas. No toma partido por ninguno de ellos, ni los condena ni los apoya.
No hay juicios de valor: ni para la madre que no puede poner límites, ni para su ex-marido que reclama un rol maternal que ella supuestamente no cumple -como tampoco su madre cumple el rol tradicional de la abuela-, ni para la violencia doméstica que se ha instalado casi sin quererlo, por las presiones de la vida cotidiana.

Todo queda allí expuesto abiertamente, para que cada uno de nosotros, pueda sacar sus propias conclusiones.