Pixeles

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Pixeles es una comedia con alto contenido de nostalgia que evoca ese período histórico que tuvieron las salas de videos juegos desde comienzo de los ´80 hasta fines de los ´90.
Los salones de arcade, donde uno podía encontrarse a diario con Pacman, Double Dragon, Arkanoid o el viejo y querido Out-Run, más allá del entretenimiento que ofrecían funcionaban como un lugar de reunión social en el que se podía hacer amigos y conocer gente.
Algo que se perdió con los juegos de las consolas actuales que tienen mejores gráficos pero te mantienen encerrado en tu casa.
Pese a que no será recordada entre las grandes comedias del año, creo que el segmento de espectadores que haya vivido su infancia en los ´80 puede disfrutar de esta propuesta más allá de sus imperfecciones.
Pixeles es una película rara ya que durante el desarrollo de la trama se puede percibir una puja constante entre el cine clásico de Chris Columbus y las comedias de Adam Sandler.
Me atrevería a afirmar que el film está conformado (lamentablemente) por un 30 por ciento del arte de Columbus y un 70 por ciento de la fórmula que presentan los trabajos de Sandler. Si la balanza hubiera estado un poco más equilibrada esta producción podría haber sido completamente superior.
La trama comienza con un prólogo fantástico que se desarrolla en 1982 y tiene la función de presentar el origen de los protagonistas. Durante este segmento del film encontramos el momento más claro donde se nota que la dirección estuvo a cargo del artista que dirigió Mi pobre angelito y además concibió como guionista a Los Goonies y Gremlins.
Luego aparece Adam Sandler y la película se adapta al estilo de relatos que suelen ofrecer sus comedias. Obviamente no está ausente el clásico personaje perdedor de buen corazón que al final se queda con la chica linda.
El punto es que Pixeles en realidad no es una película de Chris Columbus, sino un trabajo que el artista dirigió por encargo de Sandler. En este caso adaptó su estilo de narrar historias al humor del protagonista.
Uno de los grandes aciertos del casting fue la incorporación de Peter Dinklage (Juego de tronos), quien es el único actor que la pega con todos los chistes. El personaje que interpreta, basado en un campeón mundial de Pac-Man y Donkey Kong, es genial y cada vez que habla logra hacerte reír.
Algo que no sucede con el resto del reparto.
Lo mejor del film pasa por el trabajo de Columbus, que ofrece secuencias de acción muy creativas con efectos visuales de primera calidad.
El gran absurdo de la historia y la manera en que se insertan en la trama los personajes clásicos de los juegos de los ´80 representan las principales cualidades de esta película.
Comparada con los desastres que viene ofreciendo Sandler en el último tiempo, Pixeles al menos se deja ver en el cine y consigue brindar un buen entretenimiento.