Piraña

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Y seguimos con las remakes. Por lo general, se dividen en dos clases: las que respetan el espíritu de la película original y lasque le dan una vuelta de tuerca al concepto (muchas veces, de manera llamativa).

Piraña 3D pertenece a la segunda categoría, ya que del film de 1978 producido por Roger Corman, dirigido por Joe Dante y escrito por John Sayles (¡Se viene la entrevista!) sólo toma la premisa: un cardumen de horribles pirañas devora a quienes nadan en un lago norteamericano. Hay diferencias notorias entre la vieja y la nueva. antes, los bichos eran producto de un experimento científico para liberar en lagos de Vietnam durante la guerra, y ahora surgen de unas cavernas prehistóricas que se abren a causa de un sismo. Los personajes y sus historias también son distintas...

Pero el cambio mayor está en el tono.

En su primera gran película —y en medio de los peces voraces, sangre y humor— Dante aprovechaba para meter sus acostumbrados comentarios en contra de la milicia y el accionar de las autoridades, que no querían cerrar el lago pese a la amenaza subacuática.

En Piraña 3D, el talentoso director francés Alexandre Aja optó por darle un enfoque más inusual, menos serio, repleto de mujeres semidesnudas (y desnudas del todo) y de escenas del más puro gore. El resultado: uno de los film más decididamente gratuitos, descerebrados y masturbatorios jamás financiados por un estudio de Hollywood. Y con esa actitud de “todo me importa un carajo”, la película funciona.

Luego de consagrarse con Alta Tensión, Aja filmó dos remakes: El Despertar del Diablo, refrito de La Colina de los Ojos Malditos, de Wes Craven a la que supera en varios aspectos; y Espejos Siniestros, adaptación yanqui de un film coreano. En ambos casos, el enfoque era más serio, con imágenes crudas y perturbadoras. En su tercera vez reversionando films preexistentes, debió pensar “¿Qué quieren ver los freaks como yo?” y no se guardó nada. Pechos (tetas, bah), colas (es decir, culos), sexo, alcohol, escenas de lesbianismo, chistes escatológicos, cuerpos desmembrados, litros de sangre como para alimentar vampiros durante varias generaciones. Remite al espíritu de las películas de horror de la década del ’80, y bien parece transcurrir en es época de no ser por la presencia de celulares, Internet y otros elementos modernos.

La elección del elenco también responde a esta idea de “gran chiste para fans”. Elisabeth Shue se recibe de MILF[1] en su papel de comisario del pueblo donde se sucede la masacre por parte de las hambrientas criaturitas acuáticas. Steven R. McQueen (nieto de Steve McQueen) interpreta al hijo, un adolescente que se mete en problemas mortales por culpa de su libido. El inoxidable Ving Rhames hace de un guardacostas que no le teme a las pirañas y hasta les da pelea. Adam Scott encarna a un científico que en determinado momento se hace el banana como héroe. Eli Roth hace una pequeña aparición como uno que alienta el descontrol juvenil[2]. Y nadie se pasa tanto de rosca como Jerry O’ Connell, que parece disfrutar su personaje de cineasta megalómano que adora filmar playmates desnudas. Pero los más destacados son lo que también menos aparecen. Por un lado, Christopher Lloyd, quien hace de un científico no muy alejado de su inmortal Doc Brown de Volver al Futuro. Por otro lado, Richard Dreyfuss, en un homenaje al clásico en el que se inspiraron Corman, Dante y Sayles para la Piraña original: Tiburón.

Una de las grandes novedades es que está hecha en tercera dimensión, así que el público podrá disfrutar de pirañas deglutiendo órganos sexuales masculinos (es decir, penes), entre otras asquerosidades.

Piraña 3D es un exceso a propósito. Un espectáculo trash que ganará fanáticos y detractores, incluso dentro de los incondicionales del cine de terror. Sin embargo, piensen que no siempre se estrenan películas así en los cines, mucho menos en salas 3D.

Y si todavía les quedaron días de vacaciones, mejor alejarse de río y lagos y mares. Están las montañas, también. Pero tampoco le darán ganas de ir por ahí si deciden ven 127 Horas... Mejor ir al cine. Por ahora, nunca hay peligro allí, aunque...