Personal Shopper

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

El más allá está más acá

Maureen no tiene un sólo gesto de felicidad. Trabaja de asistente de compras (de ahí "Personal shopper") y viaja de París a Londres a comprar los últimos diseños de ropa y costosas joyas de Cartier para Kyra, una celebrity que no está para ese tipo de tareas supuestamente menores. Maureen tiene un novio trabajando en Arabia con quien se comunica por Skype, una jefa omnipotente a la que pocas veces le ve la cara y un hermano gemelo, Lewis, que acaba de morir y le dijo que le iba a dejar una señal. Lewis era medium y Maureen también tiene esa habilidad para conectarse con el más allá. El director Olivier Assayas pone el foco en los fantasmas y los expone coqueteando con los géneros de terror y suspenso para hablar de los miedos internos y de la vulnerabilidad de la soledad. Y también echa luz sobre las dificultades de elegir trabajos y cómo repercute hacer una tarea que a priori es placentera pero al tiempo es poco menos que una tortura. Maureen no puede salir de su propia prisión. Está tan sola que hasta se engancha con un desconocido que le envía mensajes en su celular, en el único momento de la película en que asoma el género policial. Assayas tiene ese pulso suficiente como para meter al espectador en ese infierno de Maureen. Todo lo demás, lo hace Kristen Stewart, en un papel inmejorable. Juntos invitan a ver que el más allá está más acá.