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Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Es una película desconcertante, pero a la vez posee una gran seducción, un encanto inasible, que gratifica y exaspera a la vez. Amada y odiada, como su protagonista y musa inspiradora del director, Kristen Stewart. Oliver Assayas le da otra vez el rol de asistente de una diva, de una actriz en “El otro lado del éxito”, de una figura del jet set a la que hay que elegirle ropa, joyas y zapatos, de las marcas más caras del mundo de la moda, en este film. Pero ese es apenas un empleo que odia pero que también la atrae, y la lleva a querer fundirse con su empleadora, usando sus modelos, sus accesorios y hasta su cama en un momento de éxtasis sexual. Pero también la protagonista, busca afanosamente comunicarse con su hermano gemelo muerto. Esta es también una historia de fantasmas, de acoso a través de misteriosos llamados telefónicos de alguien que sabe siempre donde esta, de posible posesión, de dobles, de extravíos, de un asesinato. Y al director no le importa explicar demasiado, le alcanza con crear climas, dejar cabos sueltos, jugar con su actriz y su estilo tan particular, dejar una zonas de dudas, pero también de magias, borrosas, osadas y equívocas como si se divirtiera con el espectador, lo provocara con su talento y algún momento se olvidara de él, dejándolo a su suerte, enojado y fascinado a la vez. Aun para criticarla hay que verla.