Percy Jackson y el Mar de los Monstruos

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

“En Percy Jackson 2”, lo mejor son los efectos

Percy Jackson es el hijo de Poseidon, y a pesar de haber salvado lo que queda del mundo pagano una especie de campamento para boy scouts con orígenes mitológicos-, nuestro héroe está lleno de dudas sobre su origen y sus verdaderas cualidades.

Encima, de golpe le aparece un supuesto hermano, nada menos que una especie de cíclope hippie con lentes oscuros. Para salvar otra vez el campamento mitológico, Percy y los suyos deberán buscar el Vellocino de Oro, lo que le significará dirigirse directamente al Mar de los Monstruos, que según mitologías más actuales se llama Triángulo de las Bermudas.

El film anterior estaba a cargo de Chris Columbus, experto en este tipo de fantasías que ahora sólo está acreditado como productor. El nuevo director, Thor Freudenthal, no contó con un guión provisto de los mismos chistes picarescos, ni tampoco con apariciones rutilantes de figuras como Pierce Brosnan o Uma Thurman. Apenas se luce Stanley Tucci animando las partes sin acción del comienzo, y luego, todo queda en manos de las efectos visuales capaces de darle fuerza a las mejores partes de la novela de Rick Riordan y sus personajes pensados para la generación de Harry Potter.

Despareja y un poco más desabrida de lo necesario, teniendo en cuenta el paganismo de la historia y sus semidioses teenagers, no deja de tener material para una sólida función de matiné. Especialmente cuando la acción empieza a tener lugar en el Mar de los Monstruos del título, todo mejora con la intensidad adecuada, más toques originales como la aparición de un curioso navío fantasma de la Guerra de Secesión tripulado por zombies. El director se luce en todo lo que tiene algo que ver con la animación, con un cartoon breve y metido a la fuerza al comienzo, pero extraordinario de todos modos, y un magnífico desenlace con un monstruo gigantesco y horripilante digno del título del film.