Pequeña gran vida

Crítica de María Paula Rios - Fandango

La nueva aventura eco/filo/científica de Alexander Payne.

Para identificar la obra de Payne tuve que acuñar un nuevo término: ecofilociencia, dado que Pequeña Gran Vida entrecruza todas estas disciplinas y más. Comienza siendo una especie de comedia agridulce científico/ecologista y deviene filosóficamente pretenciosa, existencialista, hasta mística.

En la mayoría de los films de Payne, los personajes están emocional y socialmente contenidos, un tanto hastiados de su mediocre vida, y esta historia no será la excepción. Paul Safranek (Matt Damon), es un fisioterapeuta que trabaja en un frigorífico diagnosticando a sus obreros. Amable, servil, siempre da, compone y soluciona. En una elipsis, en la que transcurren de diez años, el realizador da cuenta de esta cualidad de Paul. Al principio sirve incondicionalmente a su madre enferma, luego hará lo mismo con su esposa.

Lo cierto es que buscando solucionar el problema mundial de la superpoblación para que el planeta no desaparezca, un grupo de científicos noruegos (léase no estadounidenses) encontrará la fórmula para reducir de tamaño a las personas a pocos centímetros. Una solución eficaz en cuanto a cuestión de espacio, de gastos de recursos naturales y hasta económicos. Con el pasar del tiempo la miniaturización se vuelve un boom y un negocio de lo más rentable en el mundo de los “gigantes”.

Paul está estancado en la casa que era de su madre y se le hace imposible mudarse a otra más lujosa, lo que anhela su mujer. Pero el hecho es que su sueldo solo alcanza para sobrevivir. Cuando ve que un ex compañero de la preparatoria se sometió al proceso de achicamiento y vive espléndido en el micro mundo, decide investigar el tema. La pareja descubre que con su dinero, en Leisureland (el nombre de la mini ciudad), pueden habitar en una mansión y no trabajar de por vida. Es pos de un futuro más confortable, decidirán encogerse.

En el pequeño planeta la película se desdobla por ciertos giros de la trama que no vamos a develar. Es aquí cuando la cinta se torna algo dispersa, cuando entran en juego más variaciones argumentales desdibujando la búsqueda narrativa lúdica y lúcida del comienzo. El humor negro se hace a un lado y la película se toma demasiado en serio adquiriendo un tono entre new age, demagógico y paternalista, para destacar temas como la toma de conciencia ambiental, la pobreza tercermundista y demás males económicos sociales.

Nos encontramos ante un Payne un tanto desbordado y políticamente ambicioso, cosa no muy usual en su filmografía, pero aun siendo Pequeña gran vida su film más fallido, celebramos que se haya atrevido a salir de su zona de confort.