Pensé que iba a haber fiesta

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Un extraño triángulo amoroso

El filme exhibe cierta superficie plana, que impide despertar entusiasmo, o establecer algún "rapport" especial con sus personajes, más allá de la solidez interpretativa de Valeria Bertucelli (Lucía), o el encanto de Elena Anaya (Ana).

La historia comienza con Lucía (Valeria Bertucelli), la que antes de irse de vacaciones con su pareja, convence a su amiga Ana (Elena Anaya), para que les cuide la casa que es muy confortable y tiene pileta. Por algunas conversaciones, sabemos que Ana es actriz y está trabajando en nuestro país, luego de haber llegado de España hace unos meses atrás. También conocemos a Abi (Abigail Cohen), la hija adolescente del primer matrimonio de Lucía y a Ricki (Fernán Mirás), el ex de Lucía, que gusta de Ana.

SUPERFICIE PLANA

A la directora Victoria Galardi la recordamos por "Amorosa soledad" y "Cerro Bayo". En sus dos películas anteriores se pudo disfrutar de su habilidad para contar cinematográficamente, de su frescura para delinear sus personajes y de la simpleza con que plantea sus historias. Pero también hay que reconocer que aquéllas, revelaban un particular interés argumental.

En el caso de "Amorosa soledad", abordaba el tema de la adolescencia y en "Cerro Bayo", una multiplicidad de historias se tejían alrededor de la muerte de la abuela, de la protagonista. "Pensé que iba a haber fiesta" exhibe cierta superficie plana, que impide despertar entusiasmo, o establecer algún "rapport" especial con sus personajes, más allá de la solidez interpretativa de Valeria Bertucelli (Lucía), o el encanto de Elena Anaya (Ana).

No obstante Victoria Galardi demuestra saber contar, su historia es fluída, pero el interés no aparece, ni en las relaciones afectivas, ni en los diálogos, ni en el desarrollo de la historia y lo que prevalece es la sensación de que no pasa nada.