Paula

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

El aburrimiento de “Paula” contagia al espectador

En el bañado zumba una mosca. Un perro mordisquea carne cruda en el basural. Después no sabemos si está estirando la pata, o sólo le cayó mal la comida. Un flaco le enseña a usar la escopeta al gandul del hijo matando a la perra de la casa "porque se come las crías". No vemos nada. Pasa un avión fumigador. Tampoco vemos gran cosa. Hay leves comentarios sobre novillos muertos y un lote salvado. Cuatro aburridas oyen una charla radial sobre cáncer y glisofatos. Otras aburridas hablan de "cabecitas" regalados. Bueno, acá todos los personajes practican un contagioso aburrimiento, incluso la protagonista, que más o menos discretamente busca plata para hacerse un aborto. La narración misma es aburrida.

Según gacetillas, la chica trabaja de niñera en una casa de campo. Viendo la forma desconsiderada con que saluda a sus patrones, o el comentario acerca de una moto que dice que le robaron, más bien parece una parienta agregada a la familia, y hasta da para hija mayor no deseada. Quién sabe. Esta película integra eso que llaman "cine sustractivo". Sustraen de la historia muchos datos, como para que el espectador tenga que deducir casi todo, quitan la emoción, y hasta las ganas de verla. Es un recurso de moda, sólo elogiado por la crítica snob y los programadores de algunos festivales.

El autor es un argentino que estudió en la escuela de cine Bande a Part, de Barcelona, y ahí se quedó a vivir. Supo que vendían la casa de sus abuelos en Pergamino y se vino para filmar algo allí, entre amigos y parientes. Pero la casa, prácticamente no se ve. Y varios de los participantes tampoco vieron a nadie que les enseñe algo de actuación.