Para los pobres piedras

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

En uno de los inmensos paisajes del sur patagónico viven don Ernaldo, sus hijos y sus hermanos. Ellos son mapuches, una raza en vísperas de extinción, y organizan su supervivencia entre la modernidad y una necesaria resistencia que es arañada por los alambrados hostiles, tendidos con fines de economía rentable, mientras el desprecio los acorrala cada día con mayor ingratitud. Las ovejas son, a la vez, su sustento y su forma de lograr algún dinero proveniente de la esquila en tanto, y a lomo de caballo, recorren las planicies desiertas envueltos en sus silencios y en sus labores cotidianas. Con esta temática intimista, el director francés Mathieu Orcel, argentino por adopción, logró un documental que refleja las vivencias de esa familia.

Tras convivir cuatro años con dos comunidades mapuches de Neuquén, el realizador concibió este film que habla de las angustias de esos habitantes ya acostumbrados al olvido y al dolor, aunque siempre piensan en un futuro mejor para sus descendientes. Con una cámara que, como un ojo atento, se posa en los rostros de sus protagonistas, Orcel rodó esta aventura atravesando no sólo los problemas de esa tierra patagónica, sino asumiendo la responsabilidad de mostrar el infortunio de sus criaturas, esos seres que todavía conservan su propio idioma y se enfrentan con los más dispares problemas sin perder el tesón heredado de sus ancestros. Una excelente fotografía y una música de serenos compases apoyan este film que merece verse para insertarse en un micromundo casi ignorado y casi siempre despreciado..