Pendejos

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Raúl Perrone es un auténtico outsider cinematográfico. Su cine siempre ha estado alejado de géneros, tendencias, modas y tecnologías dominantes –más allá que la notable La Navidad de Ofelia y Galván fuera rodada sólo con una cámara fotográfica recién adquirida-. Su carrera fílmica siempre estuvo al margen de la industria, de los lazos comerciales con otros formatos, como la TV, y hasta del propio cine independiente, a menudo mal denominado como tal. Y sin dudas que ha establecido, entre variantes y altibajos, un estilo personal inconfundible y representativo, un sello propio a veces menospreciado y otras tantas sobreestimado. Sea como fuere, un puñado de films suyos son piezas únicas en su tipo.

Y P3ND3J0S es su apuesta más elevada, más elaborada y por eso mismo más lograda, el Citizen Kane perroniano. Un pico altísimo, visual, expresiva y narrativamente; por momentos –abundantes momentos-, una obra de arte. Dentro de su habitual universo ituzaingoniano, el director de Peluca y Marisita renueva su mirada y redescubre espacios suburbanos, calles húmedas, rincones inexplorados, reductos que combinan la naturaleza con el asfalto. Y fundamentalmente rostros y cuerpos anhelantes, introspectivos, sugerentes. Despojados, insondables y también refulgentes. En especial al estar desplazados en sus skates, casi una parte más de ellos, tablas rodantes que se vuelven tan protagonistas del film como los pibes a los que alude el –no tan- críptico título. Los diálogos, resueltos de manera inesperada, evocativa, a través de placas con textos, estética que se traslada a la imagen recortada entre contornos negros, también expresa. Y habla, porque P3ND3J0S no es una película muda más allá de estas pinceladas, todo lo contrario; su excepcional banda de sonido se integra al audio ambiental dando por resultado una sonoridad que se acopla impecablemente a las imágenes, potenciando improntas climáticas. Quizás algunas escenas se podrían haber acortado, pero es sólo un detalle que no empaña una experiencia audiovisual insoslayable.