Ojalá vivas tiempos interesantes

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

Oportunidad para la mala suerte.

Dentro de la positiva oleada de cine de género proveniente de nuestro país en los últimos años, la comedia no ha sido un material esquivo. Una camada de directores jóvenes renovaron la pantalla con comedias que no se apegan al costumbrismo, buscando un público generacional cercano a la edad de sus realizadores.

Ojalá Vivas Tiempos Interesantes es un más que digno ejemplo de ellas. Realizada de modo independiente, con reciente paso por el BAFICI, y con la originalidad como bandera a enarbolar; hablamos de una comedia que aplica a la fórmula del género sin encajar dentro de los moldes tradicionales.

Hay un único protagonista, Marcos, en la piel de Ezequiel Tronconi, un escritor al que en un primer momento podríamos encontrarle algún punto en común con aquella Charlize Theron de Young Adults. Es un escritor que se dedica a una serie de novelas infantiles muy livianas.

Ese presente no lo satisface en absoluto: su idea es dedicarse al público adulto. Debito a que esta serie pareciera no permitírselo, decide abandonar todo y comenzar de cero; sin tener demasiada idea de cómo hacerlo.

Pasan los años y esa próspera novela adulta no prosperó, las ideas no fluyen, y lo único que floreció es un negocio de venta ilegal de una droga derivada de los pimpollos de eritrina, una planta psicotrópica. De esta manera Marcos se mantiene vivo, aunque hundido en su patetismo.

Más perdido que antes, sin inspiración para darle cuerpo a esa novela, decide (por consejo de un amigo) escribir sobre sus propias vivencias. El problema es que, en la vida de Marcos, los hechos interesantes parecen no ocurrir.

Esa suerte (o desgracia) comenzará a cambiar a partir de dos hechos: toma la decisión de planificar un viaje a Canadá y, paralelamente, una mujer asiática le lanzará la maldición que da título al film.

Caos y delirio cómico:
Ojalá Vivas Tiempos Interesantes hace una apuesta fuerte por el caos y el delirio. Van Dam realiza una introspección por la mente de su protagonista, y apostando a una estética fuerte de alto impacto por la sumatoria del ritmo, realiza un viaje tan personal como el de su criatura.

Todo respira aire fresco. Se apunta a un público joven desde las líneas de diálogo, la banda sonora, el montaje, y hasta la elección del elenco; algo que quizás nos haga recordar a un estilo cercano al de Gabriel Nesci, desde un costado más independiente.

Ezequiel Tronconi vuelve a demostrar ser un intérprete al que nunca habrá que perderle pisada. Se carga la película al hombro, la hace propia, y si Marcos es un personaje rescatado del patetismo es gracias a su personificación. De alguna forma, este ser que hace todo mal y hace poco por cambiarlo para bien, se vuelve querible en el hacer.

Esta presencia tan fuerte del protagónico quizás relegue parcialmente un punto fuerte de las comedias: los personajes secundarios en donde apoyarse cuanto el lineamiento general comienza a fagocitarse. Aquí los secundarios cumplen una función circundante, se relacionan pura y exclusivamente con el protagonista, están a su disposición; todos en la misma línea caótica muy funcional y efectiva a la propuesta.

Lo llamativo de Ojalá Vivas Tiempos Interesantes es cómo su realizador logró sobrevolar permanentemente una idea superadora por sobre la directa historia de comedia. Quienes pertenezcan o están interesados en el mundo de las creaciones literarias y artísticas en general, podrán encontrar apuntes muy logrados sobre la vida de los creadores y los momentos de terrible bloqueo, que pueden durar horas, días o décadas.

Con una pátina de humor muy ácido y una mirada algo triste que disimula un drama en medio del frenesí, Ojalá Vivas Tiempos Interesantes se eleva en su planteo y utiliza varios elementos como metáforas de esa maldición en la que pareciera todos caemos alguna vez

Conclusión:
Ojalá Vivas Tiempos Interesantes se impone dentro del panorama actual de comedias nacionales con una apuesta original, divertida, algo incómoda, y un trasfondo para dejar pensando como un espejo de hechos vividos. La fuerza interpretativa de Ezequiel Tronconi y la estética llamativa sin perder su simpleza, terminan de redondear un producto más que convincente para todo aquel que busque algo diferente.