Noche de miedo

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Una de vampiros protagonizada por Colin Farrell

La receta que combina adolescentes y vampiros parece ser una de las pocas que circulan por los estudios de Hollywood en estos días. Interpretada como drama romántico en la saga Crespúsculo o profundo estudio de época en la versionada Déjame entrar , la fórmula consiguió un nuevo giro gracias a Noche de miedo .

Teniendo como punto de partida La hora del espanto , un film de 1985 que sin pretensiones rupturistas se reía -con nostalgia- de los estereotipos del cine de horror y lograba asustar bastante, esta película consigue lo mismo aunque sus referencias sean muy distintas.

Para los adolescentes de Noche de miedo , que el vecino de al lado pueda o no ser un vampiro no es tanto un imposible como una ridiculez que pertenece al mundo de los bestsellers y las películas taquilleras protagonizadas por galanes británicos. Los chupasangre forman parte de su cotidianeidad aunque sea desde la ficción, pero ninguno tiene un nombre tan prosaico como Jerry. Al menos eso es lo que piensa Charley (Anton Yelchin), un chico que vive con su mamá (Toni Colette, desperdiciada) en un barrio de casas idénticas de Las Vegas. Con un pasado de nerd y un presente que incluye a una novia linda y popular y excluye a su amigo de siempre, Charley elegirá no creer que detrás de tantas desapariciones en la zona se esconde un vampiro que no es otro que su nuevo vecino Jerry.

Interpretado por Colin Farrell, el villano de este film que se estrena en 3D -recurso que la historia no aprovecha ni necesita-, es un depredador con igual capacidad para la seducción y la destrucción. Posiblemente en manos de otro actor el personaje hubiera causado más risas que tensión y sin embargo, gracias al carisma de Farrell, este vampiro es tan monstruoso como atractivo. Claro que el resto de los personajes, Charley, su novia Amy (Imogen Poots), su ex mejor amigo Ed (Christopher Mintz-Plasse) y el ilusionista experto en los descendientes de Drá cula que interpreta David Tennat, logran sostener la historia sin que se transforme en un festival del "robaescenas" Farrell. Gracias al sólido guión de Marti Noxon (experta en lo sobrenatural desde de los tiempos en que escribía la notable serie Buffy, la cazavampiros ), el relato entretiene y asusta bastante. Un buen resultado que resulta un poco menos disfrutable hacia el final, cuando el exceso de explicaciones perjudica el cierre de otra buena historia de colmillos extralarge y héroes con ortodoncia.