Nacidos vivos

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

“Toda persona tiene derecho a conocer su identidad biológica y la de sus padres”, así de contundente es la frase que en primer plano (de entrevista para documental) dice con firmeza Mercedes Yañez de la oficina de DDHH de la Ciudad de Buenos Aires.
El documental “Nacidos Vivos” de Alejandra Perdomo tiene como eje central el derecho a la identidad. De a poco iremos conociendo a Gisela Lauda de Vicenzo, Alejandra Cilleros, Lucas Frontini, Viviana Scalisa, o a Carina, en Cataluña, España, que han sido víctima del tráfico de chicos en la Argentina. Adoptados de una u otra manera, son los que prestarán testimonio de distinto tenor para que el espectador, junto con la palabra de expertos entrevistados como la Dra. Eva Giberti, coordinadora del programa “Las víctimas contra las violencias”, o la propia Mercedes Yañez, pueda armar en su mente una serie de conocimientos sobre la temática del robo y tráfico de chicos, no sólo en nuestro país sino también en Latinoamérica y en España.
Dejemos de lado el puro convencionalismo con el que “Nacidos vivos” está concebido (en este caso entrevistas con inserts de alguna visita de una embarazada a algún hospital), porque es necesario para apreciar su contenido. Detenerse a pensar la utilidad de planos detalles de las manos de los entrevistados o de una nena tomando mate es un ejercicio fútil porque probablemente ni siquiera hayan sido guionados.
La directora confía ciegamente en el material que le va a entregar a los que vayan al cine. ¿Quién se animaría a negar la importancia de ser conscientes, como miembros de la sociedad, de una realidad que arroja números escalofriantes respecto de la cantidad de chicos en la misma situación? También vale preguntar si es el cine, con lo complicado que está por falta de pantallas, el medio adecuado para que éste material llegue a la mayor cantidad de gente. Si la construcción cinematográfica carece de creatividad, pero el contenido es valiosísimo, necesario, indispensable de qué sirve que lo vean las 500 personas (con suerte) que irán al Gaumont, aun cuando todas salgan a recomendarla? No puede ser el cine el único destino.
Documentales como “Nacidos vivos” deben ser vistos porque pone, como mínimo, en conocimiento de la existencia de personas que se dedican denodadamente a buscar agujas en pajares (y vaya que las encuentran).
Es hora de darle a éste material el lugar que merece.