Nace una estrella

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Quinta versión de What Price of Hollywood?, "Nace una Estrella", sólo se diferencia, y mucho, de sus anteriores versiones, por la presencia de sus protagonistas. El star system (no sólo hollywoodense) funciona de un modo tal que, determinadas películas no se valen tanto por lo que cuentan, sino por quienes se ubican delante de la pantalla. Hasta el cómo se cuenta puede estar influenciado en gran medida, por el peso de sus intérpretes.
"Nace una estrella" es, valga la redundancia, una película de estrellas, no sólo cinematográficas, también, y principalmente, del mundo de la música. No es la primera vez, ni será la última, en que un ícono musical haga su camino dentro del mundo del cine. Por el contrario, es casi una regla.
Desde las películas de los Beattles (en realidad desde muchos antes en los inicios sonoros, por ejemplo, en Argentina, los films de tangueros), pasando por Madonna, David Bowie, Cher, Britney Spears, o las Bandana; todos tuvieron su “película del cantante”, más allá de que luego afianzaran sus carreras como actores, o no Nace una estrella no es la primera vez que Lady Gaga actúa por fuera de sus videoclips.
La vemos en la serie "American Horror Story", y la vimos de la mano de Robert Rodriguez en "Machete 2" y "Sin City 2" haciendo uso de su extravagante presencia (y antes de ser famosa hizo un extra en la serie de TV Los Soprano). Sin embargo, esta es su “película del cantante”, vale decir, la película en la que vamos a ver a Lady Gaga, con un plus, verla naturalmente, sin toda la parafernalia usual que la rodea.
También hablamos de un remake, y ni siquiera, el primero, el quinto. Por lo que esto opera como un recorrido de doble vía. Para los outsiders, ver a su ídola pop cantando dentro de una historia. Para los cinéfilos, ver otra versión de un clásico de Hollywood. En la puja entre ambos, estará el resultado final.
Agreguemos otro dato (no tan) de color, es la ópera prima como director, guionista, y productor de Bradley Cooper, quien también protagoniza; por lo que el término “película de estrella” se subraya. Nace una estrella cuenta la historia de Jackson Maine (Cooper), y Ally (Gaga). El primero es un cantante folk, o de música country, de otrora éxito, pero que ya hace un tiempo pasó a la segunda plana, sucumbido entre las adicciones al alcohol y otras drogas.
Ally es una camarera temperamental. Hija de un músico amateur, devenido en chofer; tiene el deseo de triunfar.
Mientras tanto, se pelea con su pareja mayor aparentemente adinerado, y despunta el vicio del canto en un bar drag queen (al mejor estilo Mi novia el…). El destino está marcado en las estrellas, y querrá que Jackson termine en el bar en el que actúa Ally. El flechazo es inmediato, y prácticamente desde que la va a esperar al camarín, no se separan.
Ally se convierte de la noche a la mañana en el proyecto que Jackson moldea, y cuando aparezcan los productores indicados, la alumna comenzará a superar al maestro, poniendo a prueba más de una vez el amor entre ambos. ¿Originalidad? ¿Alguien habló de originalidad?
La historia de Nace una estrella no sólo fue adaptada ya tres veces con el mismo título (protagonizada por Janet Taylor-Fredric March, Judy Garland-James Mason, y Barbra Streisand-Kris Kristofferson), data de un original de 1932 conocido como What Price of Hollywood?
Con Constance Bennet y Lowell Sherman; y en sí mismo, lo que cuenta no deja de ser la típica historia de la doña nadie que se enamora de su tutor, triunfa, y ve peligrar su amor (hasta Nelly Furtado canta esta historia en su conocida canción Shit on the radio). El guion, adaptado por Cooper, el experimentado Eric Roth (Forrest Gump), y el meloso Will Fetters (Lo mejor de mí), se encarga de repasar uno por uno, todos los lugares comunes de este tipo de películas.
Todo lo que uno puede suponer que va a pasar – aún sin haber visto las otras películas –, va a pasar, y del modo más tradicional posible. Hasta la típica caminata de la aspirante sobre un callejón vacío en el que despliega su talento para el baile liberador. Ni hace el intento de no ser un cliché.
El remate del asunto llega cuando uno inspecciona un poco sobre la propia vida de Lady Gaga. Sí, Nace una estrella es bastante autorreferencial. En todo caso, el logro será el de transparentar la historial real, sobre las bases de la ficción de la historial original.
Tenemos a la camarera, que canta y baila (La vie in Rose) en un bar rodeado de gays y drag Queens (en su mayoría sacados de Ru Pauls Drag Race), a la que tildan de fea, que se transforma, y triunfa como estrella con cierta parafernalia. Es tanta la insistencia sobre el tema “me consideraban fea y gané” que uno espera que de un momento al otro Gaga entone Born this way.
En innecesarias dos horas y cuarto, la propuesta comienza endeble, muy endeble. Gaga tiene una primera escena en la que pediremos vuelva a cantar. Pero luego irá mejorando, tanto la película como su performance, aprovechando el detalle de verla “al natural”. No es casualidad que la propuesta mejore cuando comience a focalizarse más en Cooper, que además despunta como buen cantante.
El ícono de una cantante pop que actúa, siempre lleva a Madonna. Siguiendo el ejemplo, allí donde la Ciccone nunca fue una tremenda actriz, siempre se repuso en base al suficiente carisma. Aquí Gaga no logra desplegar con fuerza ese carisma que se le vio a la chica material en Buscando a Susan. Quizás por ser un rol demasiado dramático. No obstante, su labor interpretativa termina siendo correcta, hasta logra llorar.
Repetimos, acá el carisma es de Bradley Cooper, como este ser autodestructivo que no podemos no querer. Sam Elliot, como el hermano y manager de Jackson es otro punto a favor. Cooper además, sorprende como un director que, sin salirse de la media, muestra ciertas inquietudes estéticas, utiliza cámara en mano, y lentes de ángulos borrosos para demostrar el declive de su personaje; y una fotografía más brillosa y de primeros planos estelares para con Ally.
Probablemente, esta nueva Nace una estrella no sea un clásico como sus antecesores de Garland y Streisand. Es una típica propuesta de una cantante probándose en otras aguas. El término que mejor la define es ese, típica, para bien y para mal. Fanáticos de Gaga a por ella, seguidores del Hollywood dorado, cada tanto dan las otras versiones en Tv Cable.