Muppets 2: Los más buscados

Crítica de Migue Fernández - Cinescondite

The Muppets fue, a mi entender, una de las mejores películas que se estrenaron en el 2012 y, dentro de un sitio que publica noticias y avances subtitulados, aún valoro su campaña publicitaria como la más destacada que nos ha tocado cubrir desde el comienzo de nuestra corta historia. Sería injusto considerar los méritos de Muppets Most Wanted a partir de los de la primera, pero no se puede perder de vista que es una continuación –es autoconsciente de ello desde la primera canción, después de todo- y como tal se pueden establecer elementos de comparación. No es fácil para una secuela vivir a la altura de la original y en esta oportunidad es bastante lo que se hace para alcanzar dicha meta. Con mucho menos corazón, con buenas dosis de humor y con los entrañables personajes ya recuperados, se trata de una segunda parte digna que difícilmente deje al público insatisfecho.

La anterior tuvo el camino más difícil. Jason Segel y Nicholas Stoller debieron presentar el concepto de su película a Disney y pelear para poder recuperar a los famosos títeres del olvido cinematográfico. Para ello compusieron un film blindado desde todo punto de vista. En términos musicales, el trabajo de Brett McKenzie fue notable con canciones imborrables como Life’s a happy song o Man or Muppet. En cuestiones referidas al argumento, se ofreció un guión sólido repleto de chistes –todos funcionaban, una locura- y cargado de emotividad, con una historia de amor entre dos humanos, un viaje de descubrimiento de un Muppet que siempre se sintió diferente y la aventura de Kermit y su banda para salvar al Teatro en el que hicieron magia. La secuela, por otro lado, no contó con el trabajo de Segel –se sabe que fue el gran impulsor para que los personajes volvieran- y su labor fue suplantada por la del realizador James Bobin, quien también dirigió la primera. No es lo ideal el repetir la fórmula, por lo que hay que celebrar que se haya ido hacia un territorio diferente, no obstante sí se han vuelto a barajar algunos elementos de la primera en detrimento de otros y allí reside el factor por el cual Muppets Most Wanted no es una mejor película.

Basta prestar atención a la brillante letra de We're doing a sequel en los primeros minutos para entender todo lo que se necesita sobre esta nueva producción. Autoconsciente de sus limitaciones como segunda parte, se plantea que el estudio los considera una "franquicia viable", que necesitan una trama "medianamente decente" y que con el conseguir cuanto cameo de estrella de Hollywood se pueda, alcanza. Solamente esa canción ya justifica que la película sea vista y valorada positivamente. No ha habido en los últimos tiempos producciones tan despiertas como las de los Muppets, capaces de manejar con tanto tino el factor paródico. No es tarea nada fácil tomarse en serio el no tomarse en serio y Kermit, Piggy y toda la banda ha salido bien parada las dos veces.

El problema con Muppets Most Wanted es el de asumir como lógicas esas restricciones que posee en términos de segunda parte y no correr algún riesgo más, jugar a lo seguro dentro de los muros fílmicos que se ha autoimpuesto. Los personajes humanos de la primera –Segel, Amy Adams, Chris Cooper- eran integrales al argumento y su gracia se producía en relación al avance de la narración, no obstante en esta Tina Fey y Ty Burrell son sujetos estereotipados creados para la ocasión –literalmente podrían haber sido cualquier otra cosa-, personajes unidimensionales diseñados para que ciertos chistes funcionen. No hay un solo amague como para que el aspecto emotivo de la primera se ponga en marcha y se dedica a confiar plenamente en sus ocasionales invitados estelares. Desde luego que no está mal, dado que la producción es absolutamente divertida y disfrutable por cualquiera, pero el jugar dentro de sus barreras de contención suponen un límite que ellos mismos decidieron aplicarse. Así, por más que sea una película efectiva en sus aspiraciones y posea algunas cosas verdaderamente brillantes –hasta parodian a El Séptimo Sello-, acaba por sentirse en una suerte de refrito televisivo, un especial de hora y media para la pantalla chica.