Muppets 2: Los más buscados

Crítica de Mariano Torres - Fuera de campo

Cuando volvieron en el 2012, después de un letargo que tuvo que ver, en parte, con el desinterés del público en los últimos años y, por otro lado, por problemas de financiación (Disney se aferraba a la propiedad sabiendo que tenía un valor enorme, pero no confiaba demasiado en relanzarlos al mercado a gran escala), el mundo los aplaudió como en los viejos tiempos y pidió más. Los detractores (muy pocos, apenas aquellos excesivamente conservadores), dijeron que "no se trataba de una película fiel al espíritu Muppet". Después de todo, fue eso lo mismo lo que temió Frank Oz al ver el guión, y quien otrora fuera prestador de voces para varios personajes, decidió dar un paso al costado y dejar sin habla a Miss Piggy, entre otros. Pero la taquilla apoyada en un ferviente público, no obstante, ignoró estos reclamos: no cabía duda que las marionetas del legendario Jim Henson estaban de vuelta, y esta vez para quedarse.

Apenas poco más de dos años después, los Estudios Disney decidieron apostar nuevamente al proyecto, ya un poco más confiados, otorgando el privilegio de la dirección una vez más a James Bobin. Y el resultado, esta vez, si bien no desde lo sorpresivo como en la anterior aventura, es tan maravilloso como aquel del primer capítulo. Y el argumento, además, es ahora más muppet que nunca: luego de una autorreferencial escena que remite al episodio anterior, los personajes se preguntan: ¿y ahora que ya terminó la otra película, qué hacemos? La respuesta, como no podía ser de otro modo, es absurda: una gira que los tendrá, debido a una confusión pergeniada por el malvado nuevo manager interpretado por Ricky Gervais, bajo la mira del FBI y la Interpol.

Las criaturas de Henson, a más de cincuenta años de su primer aparición, han conseguido desde hace rato lo que mil directores con presunciones de autor anhelan conseguir, a veces, durante toda su carrera cinematográfica: una marca autoral indeleble, inconfundible. El mérito del director James Bobin no sólo es no traicionarla, sino profundizar la misma e invitar a nuevas generaciones a enamorarse de estos entrañables personajes.