Mujeres al Poder

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Feminismo postmoderno

Potiche, mujeres al poder (Potiche, 2010) es la adaptación que Francois Ozon hace de una obra de teatro del mismo nombre. Ambientada en la década del ’70, el filme tiene a Catherine Deneuve como protagonista y presenta varios puntos de contacto con 8 mujeres (8 femmes, 2002).

Una familia de la aristocracia parisina, dueña de una fábrica de paraguas, se enfrenta a una interminable huelga con sus obreros. Al sufrir un pre infarto el jefe de familia, es la mujer Suzanne Pujol (Catherine Deneuve), aquella dama en estado de pasividad frente a la vida, quien deberá hacerse cargo de la empresa, enfrentar a los obreros y poner el orden allí donde jamás incursionó.

Ozon recurre a todo el glamour que lo caracteriza para poner a la “madama” Catherione Deneuve al frente del batallón. La acompañan Gérard Depardieu, Fabrice Luchini, Karin Virad, Judith Godreche y Jeremie Reñiré (protagonista de El niño de los hermanos Dardenne).

El director utiliza una paleta de colores monocromáticos acordes a las primeras transmisiones televisivas correspondientes a la época en que transcurre el filme. El formato queda esbozado en el primer plano de la película con el recuadro cuadrado, apenas ondulado en los vértices, en alusión a la imagen de televisión.

Pero Ozon no se queda ahí y funde también el estilo teatral del relato, el glamour mencionado y el feminismo implícito en el título. Potiche significa jarrón, un elemento decorativo del hogar, lugar de la mujer hasta que se haga cargo de la fábrica. Mediante el despertar, Suzanne se conectará con un amor de su adolescencia (Gérard Depardieu) y traerá más de una sorpresa al entorno familiar.

En clave de comedia de antaño Francois Ozon demuestra con Potiche, mujeres al poder su gran facilidad para reciclar elementos y temáticas icono de los años setenta con sus respectivas estéticas y también dirigir a grandes celebridades de la pantalla francesa. Todo un director posmoderno.