Monsters University

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

Héroes de la clase laburante

Mike y Sully han sido, desde siempre, los héroes de la clase trabajadora de Pixar. Piensen en el resto de las películas de la compañía y descubrirán que nunca dos laburantes, que es lo que Mike y Sully representan, fueron protagonistas. Por eso, que Monsters INC. pueda ser considerada LA sátira social de Pixar -Wall-E también lo era a su modo, pero lo laboral no era el centro del relato; aquí sí lo es-: cuando aquella película culmina y sus diversos niveles se clarifican, lo que queda es una mirada sobre las corporaciones y sobre cómo las mismas pueden ser modificadas y subvertidas. Es, claro, una película idealista como lo es toda la obra de Pixar: ellos piensan en un mundo que debería funcionar de tal manera, un mundo inclusivo y en el que el esfuerzo general motiva un cambio positivo para los individuos. Y siempre, pero siempre, ese esfuerzo sirve sólo si se lo hace en equipo y está direccionado desde los bordes de la sociedad: el acuario-prisión de Buscando a Nemo, los juguetes anacrónicos de Toy Story, la chatarra de Wall-E. Por eso que es hablar muy a la ligera si se analiza a Monsters University como una precuela innecesaria porque ya conocemos lo que pasa con los personajes o si sólo nos quedamos en eso que moviliza la trama: Mike Wazowski y su imposibilidad de asustar. Monsters University no sólo es una gran película -divertida, fluida y sumamente reflexiva-, sino además una película que respeta lo mejor del espíritu de la compañía y que amplía el universo de la primera, en vez de calcarlo a sabiendas del carisma de los personajes. Mucho se habla por estos días de lo nocivo que resulta para Pixar haber sido absorbida por Disney. En primera instancia, creo que es una lectura simplista; en segunda instancia, creo que se da por hecho apresuradamente que Disney es malo per se. Lo que sí es notorio en Pixar es que agotadas aquellas historias originales que trabajaron en sus primeros años, les está costando inventar nuevos universos. Por eso, las secuelas y precuelas. Y si bien desde el prejuicio esto nos puede significar falta de ideas, en la práctica queda demostrado que no es tan así: ninguna secuela o precuela Pixar ha sido una repetición conformista. Lo que se ve siempre, es una apuesta, un riesgo. Y si como en el caso de Cars 2 las cosas salen fatídicamente mal, es porque la apuesta es fallida no por pereza creativa. En el caso de Monsters University estamos ante una película que no calca la original sino que retoma a los personajes y los pone a jugar en un universo nuevo. Y otro detalle: cada vez más, Pixar está pensando sus historias en el contexto de subgéneros del cine. Si Toy Story 3 fue una película de fuga carcelaria, si Cars 2 una de espionaje a lo James Bond, Monsters University es una de vida universitaria, de ámbito escolar, subgénero revitalizado en los últimos años por High School Musical o Glee, aunque a su manera Harry Potter también lo era. Es verdad que Monsters University podría ser una película con personajes nuevos, pero también es cierto que recurriendo a Mike y Sully, ingresamos al relato de otra forma. No hay que explicar a los protagonistas, ni siquiera ese objetivo que tienen en común -trabajar en Monsters INC.- sólo ponerlos a jugar en un contexto de película universitaria, con sus fraternidades y competencias deportivas. De ahí, el sentido del subgénero: la vida universitaria es muy diferente en los Estados Unidos a como la entendemos por aquí, sin embargo es un concepto tan impreso por el cine que se nos hace reconocible. Y acaso para los que acusan a este film de facilista o falto de riesgo, piensen en lo que ocurre en la última media hora, piensen en ese bello y adulto diálogo que sostienen Mike y Sully en el mundo real, junto al lago y bajo la Luna, también en la secuencia de puro clímax del final, que es una clase magistral de puesta en escena, de cine de terror y de trabajo en equipo. Si eso es ser perezoso, ¡caramba, quiero ser perezoso como estos muchachos! Monsters University parece seguir el camino de Wazowski: su sueño por convertirse en asustador en Monsters INC. A su manera lo es, pero si sólo hubiera sido eso, la película demostraría su vacuidad: sabemos, al fin de cuenta, quienes vimos la primera película que aquello que representa Monsters INC. no es más que una fachada, que no importa tanto asustar y que hacer reír es lo válido. Por eso, es revelador el final -que no contaremos aquí- y que se resuelve magistralmente con una sumatoria de fotos: lo que importa es cómo nuestros héroes llegaron a trabajar ahí, esa moraleja final que no está gritada, que no tiene carteles luminosos para ser enseñada, que se ejemplifica en imágenes, con ritmo cinematográfico. Y es una verdad tan bella que emociona, y que le devuelve a Pixar ese gran cine que siempre lo caracterizó. El film pone en confrontación dos ideas básicas de las películas de ámbitos educativos: el nerd que representa Wazowski, con su pulsión didáctica y su egomanía ilustrada, contra el vago deportista que representa Sully, aunque con un conflicto muy interesante como es la herencia de un linaje familiar de grandes asustadores al cual defrauda con su actitud hedonista. Es decir, el esfuerzo contra el talento innato, tópicos habituales del cine Americano. Lo que hace más interesante y más compleja a Monsters University es que no termina de definirse por ninguno de los dos: no hay esfuerzo que alcance si el objetivo es el errado y sólo se confía en el conocimiento mecanizado, no hay talento que sirva si hay un desdén por el aprendizaje. En definitiva, hacerse de abajo, luchar, ser creativo, trabajar. ¿Conocen alguna película infantil que les enseñe a los chicos el valor del esfuerzo y el trabajo? Mejor, no el trabajo sino el laburo. Porque bien sabemos que laburar es muy difícil a trabajar. ¿Pixar se volvió socialista? No sé si tanto, pero si hilamos muy fino es como si los muchachos de Lasseter decidieran homenajearse recreando su propia historia a través de esta película. Por si fuera poco, Monsters University cumple todos los objetivos posibles: 1- tiene un diseño visual alucinante y bellísimo, genera placer absoluto; 2- villanos inteligentes y que pueden tener giros sorpresivos: esta Hardscrabble es clara heredera del Anton Ego de Ratatouille; 3- tiene humor, chistes perfectos, es alegre, vital y móvil; una película que es la felicidad misma; 4- narrativamente funciona a la perfección, dura 110 minutos y se va en un soplido; 5- es clara referente del universo Pixar, con su galería de personajes encantadores, su corazón irredimible, su mezcla de emoción y amabilidad, su inteligencia y su universo creativo donde el mal está presente, pero la apuesta es por la honorabilidad y la honestidad; 6- es fiel al universo de Monsters INC. y su historia es sumamente coherente y lógica en relación a aquella, retomando el espíritu y el tono original pero profundizando en la psicología de sus personajes; extra bonus: el corto que la antecede, Azu-lado, es sencillamente hermoso por la simpleza de su historia y la precisión (técnica y formal) con la que está contada. En definitiva, Pixar en estado puro. Purísimo.