Moacir

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Simpático documental sobre un personaje singular

La historia del nacimiento de este documental es tan interesante como el documental mismo. Años atrás, Tomás Lipgot, neuquino decidido a ayudar a los demás con una cámara HD, ya que con una pequeña empresa musical tuvo poca suerte, filmó con Christian Behl un registro de algunas personas que se plantaban ante las circunstancias más difíciles. «Fortalezas», se llama ese trabajo, que, entre otros episodios, nos muestra dos leprosos sirviendo de cicerones en el hospital Sommer, un viejo que se esfuerza por caminar, otros dos, más viejitos, que se terminan casando, y Moacir. Moacir, así caste-llanizado, o Moacyr, como su colega el compositor Moacyr Luz Silva, se robaba la película. Un morocho brasileño feo pero simpático, muy animoso, muy curioso, que cantaba el bolero «Inolvidable» medio a lo Altemar Dutra y estaba lleno de entusiasmo. En esas épocas, Moacir vivía internado en el Borda. Años pasó en el Borda. Ahí le dijo a Lipgot que era compositor, con sambas, tangos, marchinhas de carnaval y un bolero bastante bueno registrados en Sadaic.

Por supuesto, dado su lugar de residencia, el otro tomó la información como de quien viene. Pero tiempo después pasó por Sadaic. Y era cierto. Cuando fue a saludarlo con todo respeto, descubrió que el hombre, ya de 65 años, había conseguido el alta médica y vivía desbordado (en todo sentido) «en el cosmopolita barrio de Constitución».

Ahora, en la obra que lo tiene de figura protagónica, vemos su vida cotidiana, con sus cosas buenas y malas, su disfrute de un recital en la Embajada de Brasil donde se pone a cantar con los artistas, sus expectativas y entusiasmos, y, entre otras cositas, sus discusiones musicales con Sergio Pangaro, que viene dispuesto a interpretarle algunos temas para un disco. Lipgot acordó ayudarlo a grabar un disco, a cambio de registrar su vida.

El final incluye un videoclip de Gabriel Grieco con tema de Moacyr en arreglos de Pangaro. Cosa de locos, real, singular, agradable, y también un poquito tierna y aleccionadora.