Miss

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

El extra es protagonista

Para saber cómo una película pequeña se puede convertir antes de los títulos finales en una buena película hay que ver “Miss”. Porque en apenas 70 minutos plasma una idea simple, que por momentos parece simplona, que no es lo mismo, pero con el correr de la historia muta en un cuento redondito, con una ternura tan genuina que conmueve. Robert Bonomo decidió en su ópera prima poner el foco en Roberto Law Makita, un joven asiático nacido y criado en la Argentina, de madre brasileña (aunque de familia japonesa) y padre chino. Bonomo conoció al Makita real en un casting y debido a su personalidad tan atípica construyó de él un personaje singular. “Miss” tendrá una mixtura entre realidad y ficción a partir del derrotero de este joven desgarbado, que se hace llamar Robert, que va a uno y otro casting para ser extra, y que un buen día cuidará una lujosa casa de una ex Miss Argentina. El trabajo se lo pasa su amigo Rigo, otro extranjero que vive en el país, que tiene mucho más incorporados los latiguillos argentos, con puteadas incluidas, claro está. Allí conocerá a una vecina algo extravagante, pero que no tallará tanto en su vida como una bella joven (Malena Villa, única actriz profesional de la película), de quien se enamorará perdidamente. Robert la seguirá a sol y a sombra hasta que un buen día ella comienza a reparar en él, aunque no en el plano amoroso, sino que lo ve como un amigo que la puede acompañar en su soledad. Robert, que tiene como libro de cabecera el Record Guinnes, se empieza a obsesionar con ella hasta que un día la linda muchacha desaparece de los lugares que solía frecuentar. Esa búsqueda y el tránsito hacia el corazón de su amada marca el pulso de una película que, de tan simple, se convierte en imperdible.