Mis tardes con Margueritte

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Nunca es tarde...

Jean Becker -hijo del también reconocido director Jacques Becker- propone un cine no demasiado audaz ni sutil, pero con sus dotes de narrador clásico, su sencillez y su profundo humanismo ha construido una más que digna carrera con títulos como Verano asesino, Elisa, La fortuna de vivir y El jardinero.

En Mis tardes con Margueritte propone otro crowd-pleaser, de esos que no esconden sus intenciones de agradar y dejar al espectador con una sonrisa. Es una película que tiene más de una torpeza (los flashbacks que explican el pasado y justifican el presente del protagonista), ciertos subrayados y que por momento está muy cerca de caer en la demagogia, pero Becker es un realizador con la sensibilidad y el recato necesarios para no dejar que el film se le desborde. Además, vale la aclaración, cuenta con un gran aliado: el siempre convincente Gérard Depardieu, cada día más gordo y más sabio.

Depardieu es Germain, un cincuentón obeso y semianalfabeto (no terminó la primaria) que vive en una casa rodante y se mantiene con lo que le dejan una huerta personal (cuya producción vende en la feria del pueblo) y otros trabajos precarios y ocasionales. El antihéroe está en el punto intermedio entre lo patético y lo querible, traumado por la presencia de una madre abusiva (que lo ha denigrado desde niño) y sostenido por su novia colectivera y por sus amigos del bar.

Un día, Germain se encuentra en una plaza con Margueritte (Gisèle Casadesus), una anciana flaquita, culta y simpática que también se interesa por las palomas del lugar. A partir de sucesivos encuentros, ella le irá leyendo diversas joyas de la literatura generando en él una tardía pero incontenible pasión por los libros. El film tiene luego de ese planteo inicial varios giros dramáticos/emotivos que es preferible no develar, pero que aseguran al espectador unas cuantas sorpresas.

Si bien adscribe a ciertos tonos y elementos que no se ubican dentro del cine que más me interesa, Mis tardes con Margueritte es un film noble, honesto y eficaz. Si a esos atributos le sumamos la presencia de Depardieu y un solvente elenco secundario, podemos concluir en que se trata de un estreno más que atendible.