Mensajero

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Crónicas norteñas

Casi en las antípodas acuáticas de Caja cerrada (su film sobre el trabajo en un buque pesquero que estuvo también en la sección Cine del Futuro, pero del BAFICI 2008), Solá se traslada ahora hasta el árido norte para describir las vivencias de Rodrigo, un muchacho que se gana la vida como mensajero de pueblo (va en moto dando recados casa por casa). Sin embargo, luego de una procesión religiosa, el personaje viaja por tres meses hasta una salina para ganarse unos pesos como trabajador golondrina.

Allí, en esa nueva locación, es donde la contemplativa película -rodada en bellos, largos, casi hipnóticos planos en su mayoría fijos y en blanco y negro- adquiere su real dimensión. Riguroso documental observacional (aunque Solá se permite incluir algunos diálogos, pequeñas ficcionalizaciones y hasta "retratos posados" de los empleados de la salina que no hacen "ruido"), Mensajero nos propone un viaje a una tierra y su gente sin lugares comunes, pintoresquismos ni subrayados porque confía -y hace bien- en el poder de sus imágenes.