Mátalos suavemente

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

Perro de la calle

Mátalos Suavemente, el tercer largometraje del neozelandés Andrew Dominik, luego de Chopper y El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford, se presenta en nuestras carteleras con una interesante puesta en escena tarantinesca a sólo un puñado de días de su estreno en los Estados Unidos y luego de haber desfilado con discretos resultados en el último Cannes.

Jackie es un sicario contratado por la mafia, luego de que dos malhechores de escasa trayectoria (contratados por un gánster de segunda mano) asalten una de las casas de juegos donde frecuentaban varios de sus integrantes. El problema para estos muchachos y el contratista se dará cuando Jackie comience a encajar las piezas del rompecabezas para encontrarlos y liquidarlos.

Dominik decide narrar Mátalos Suavemente con una puesta en escena que por momentos resulta demasiado exagerada en su intento de mezclar la estética cool con lo sórdido del paisaje e incluso también encontraremos en varios pasajes demasiado expuesta y subrayada su crítica socio económica hacía los Estados Unidos. Pero lo fascinante y llamativo de este tercer film del realizador nacido en Wellington es que a pesar de esos excesos y las escasas pero efectivas y violentas secuencias de acción funciona, convence y mantiene atrapada la atención durante todo su metraje. Es que Dominik se encarga de decorar (y a veces lo pintarrajea demasiado) un simple thriller basado en una única figura con una virtuosa estética de la violencia y un satírico mensaje que puestos en contexto siempre son bienvenidos, aunque lamentablemente al dejarse llevar demasiado por demostrar su firma detrás de las cámaras no consigue justificar del todo en el relato la intromisión de tamaña ambición.

Hay en Mátalos Suavemente un dejo tarantinesco en su estética y hasta encontraremos en sus extensas previas a las escenas de acción muchas similitudes con Perros de la Calle. En esos diálogos sobre la nada (o en realidad sobre todo) que llevan adelante magistralmente Jackie y Mickey (Brad Pitt y James Gandolfini respectivamente) se encuentra muy presente el espíritu de Quentin Tarantino. Incluso la deliberada intromisión de la banda de sonido donde se destacan el genio de Johnny Cash o The Velvet Underground remite totalmente al realizador que a fines de enero estrenará en la Argentina Django Unchained. Más allá de las similitudes u homenajes, Dominik consigue conjugar todos estos elementos con vuelo propio y no como una vulgar copia al cine de Tarantino. ¿Alguien dijo como NO hace Guy Ritchie? Perdón por el bardero off topic.

Richard Jenkins, James Gandolfini y Ray Liotta son las tres cartas que acompañan a Brad Pitt para sellar el tan mentado póker de ases que logra disimular con grosas actuaciones los excesos artísticos de su director. Pitt, que además es el productor, no la tenía fácil con la caracterización de este perro de la calle, aunque consiguió sortearla con una atrayente labor cargada de oscuridad y parquedad.

Mátalos Suavemente se vuelve presa de sus propias virtudes por los excesos de su realizador Andrew Dominik, aunque sus intenciones estéticas y críticas, además de las excelentes actuaciones, son una bocanada de aire fresco en una cartelera que ya va bajando la persiana de este año, y eso siempre es algo digno de valorar y destacar.