Maravilla, la película

Crítica de Daniel Cholakian - CineramaPlus+

¿Es razonable escribir en una crítica de una película sobre boxeo que la misma constituye un discurso performativo? ¿Puede interesarle a cualquier admirador de Maravilla Martínez y de las peleas, que está película al tiempo que cuenta como se construye una estrella del deporte lo está construyendo? ¿O lo que importa es destacar que la película cuenta con todos los elementos necesarios para gustarle mucho?

Bien, la película de Juan Pablo Cadaveira cumple con narrar cierta interna económico-política en el interior del Consejo Mundial de Boxeo, da cuenta del trabajo inteligente –y en varios frentes- de Sergio Martínez para “construirse” como un retador “deseable” al título que le fue arrebatado, narra la historia y el presente del boxeador, su viaje desde la pobreza y la crisis al estrellato y finalmente presenta una película de box como las clásicas, con imágenes muy logradas sobre el ring y un montaje paralelo que le da cierre, en el que se distingue al bueno del malo, al hombre adulto y humilde del joven engreído que todo lo posee. Es por eso que Maravilla, la película cumple con todos.

El relato se organiza a partir del momento en el que Sergio Martínez es despojado del título del mundo con excusas vanas. El motivo real es que para el negocio grande del boxeo (el pago por evento) el argentino no es suficientemente conocido y tanto el CMB como los promotores más reconocidos y la cadena HBO prefieren construir un campeón que genere bolsas más suculentas. El que despierta mayor interés en el público es Julio Cesar Chavez Jr., por entonces un boxeador muy joven e inexperto. A él terminan facilitando el acceso al cetro mundial correspondiente a Maravilla.

Con Bob Arum, magnate organizador de peleas en un ámbito donde rigen los códigos mafiosos, la respuesta es sencilla: en tanto Martínez no sea “vendible”, no será parte de los principales combates. “Maravilla” al mismo tiempo que da batalla en el Consejo Mundial de Boxeo, comienza a construirse a sí mismo. Ya no como boxeador, sino como estrella. Por eso su repentina aparición en el universo mediático de nuestro país. Ese camino lo llevó a convertirse en el retador obligado. Todo ello se cuenta en paralelo con la biografía personal y boxística de Martínez, y el presente del hombre dolorido pero incansable.

La película fue producida a lo largo del mismo período que narra. Sería inocente no concluir que la película narra las historias de modo potente, pero que es en sí misma una herramienta de publicidad para la pelea que se llevará a cabo exactamente nueve días después de su estreno y para consolidar el estrellato del campeón. Para mantenerlo en el centro del negocio. Por suerte, toda especulación no le resta méritos a muy atractiva película.

Por Daniel Cholakian
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