Manos de piedra

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Manos de piedra es una de las mejores biografías de boxeo que vi en el último tiempo, injustamente castigada por la prensa norteamericana, que esperaba encontrar en esta producción la versión panameña de Rocky Balboa.
El director venezolano Jonathan Jakubowicz recreó con mucho realismo la historia de vida de uno de los más grandes pugilistas latinos que pasaron por este deporte.
Si hay un boxeador que merecía tener una película, por lo que fue su carrera deportiva y las situaciones que vivió en su ámbito personal, era Roberto Durán.
Hay que reconocerle al ex campeón del mundo, quien fue productor ejecutivo de este proyecto, la valentía de impedir que sus miserias personales se escondieran en el guión para ser retratado como un héroe Hollwoodense.
Mano de piedra nunca fue Mickey Ward (The Fighter), Jim Braddock (Cinderella Man) o Alí, esos modelos de vida positivos que generan admiración dentro y fuera del ring.
El pugilista panameño si bien se destacó por sus logros deportivos y desarrolló en su país numerosas tareas sociales, también era un tipo engreído y soberbio que en ocasiones presentaba actitudes nefastas en los medios de comunicación.
Édgar Ramírez (Joy), hizo un trabajo brillante a la hora de interpretar las distintas facetas de la personalidad de Durán.
A través de su labor el actor desarrolló un personaje más cercano a la realidad que al héroe deportivo de ficción.
Hay varios momentos de este film que el protagonista genera rechazo con sus actitudes y uno como espectador termina apoyando a sus rivales.
El director claramente evitó narrar el típico cuento del boxeador heróico e inmaculado que conquista sus sueños, para presentar un enfoque más dramático de lo que fue la experiencia de vida del campeón panameño.
Manos de piedra tampoco es una propuesta deprimente, pero carece de ese optimismo inspirador que tienen las típicas producciones deportivas del cine norteamericano.
Algo muy interesante para destacar de esta producción es el modo en que el director Jakubowicz retrató la psicología detrás de una pelea de boxeo.
Un tema que no vi trabajado con esta profundidad en otros filmes y en la historia de Durán juega un papel relevante. Este deporte en particular va más allá de los golpes que se pegan dos tipos en el ring y la trama hace hincapié en el dominio del rival desde los aspectos emocionales.
Una cuestión que Alí manejaba como los dioses y que tuvo un rol fundamental en las míticas peleas que protagonizaron Mano de piedra y Sugar Ray Leonard.
Este enfoque de la trama está muy bien trabajado desde el personaje de Robert De Niro, quien brinda una de las mejores interpretaciones que vimos de él en los últimos años.
De Niro se luce como el famoso entrenador Ray Arcel y en un rol secundario también sorprende el cantante Usher en su lograda encarnación de Leonard, quien queda muy bien parado en esta película. Un buen gesto del verdadero Roberto Durán como productor del film.
Una debilidad de esta biografía es que el director intentó abarcar varios temas en poco tiempo y su relato por momentos no tiene un enfoque definido.
Además de las peleas de Durán con Leonard, se aborda el contexto político de Panamá en los años ´70, los conflictos familiares del protagonista y la relación del entrenador Ray Arcel con su hija drogadicta que apenas llega a tener un desarrollo y parece pertenecer a un film diferente.
Demasiadas subtramas para una producción de 105 minutos que merecía una duración más extendida.
Si bien en el cine hay películas de boxeo muy superiores a esta propuesta, Manos de piedra ofrece una biografía respetable que le hace justicia a uno de los grandes pugilistas de las últimas décadas.
EL DATO LOCO:
1-Sylvester Stallone siempre fue fan de Roberto Durán y en 1979 lo invitó a tener un cameo en Rocky 2. Mano de piedra aparece en ese film como un delgado sparring que lo vence a Balboa en velocidad.
2- A diferencia de lo que se informa en los créditos finales de esta película, Durán y Sugar Ray Leonard se enfrentaron tres veces en el ring. El último encuentro que no se menciona en la película tuvo lugar en 1989 y los deportistas terminaron abucheados por el público debido a la pelea desapasionada que brindaron.