Mamá

Crítica de Santiago García - Leer Cine

LA MADRE MUERTA

Andy Muschietti, argentino que debuta en el largometraje, entrega una potente y aterradora película llena de ideas y sentimientos que la vuelven aun más intensa como experiencia de film de terror.

El cine de terror goza de buena salud. Tal vez no en lo artístico, pero sí en la taquilla. Todas las semanas, o casi todas, un film de terror llega a las salas y se ubica entre los films más vistos. Con la misma seguridad que la mayoría de los espectadores no ve un film de terror jamás, una fiel minoría no se pierde nunca cada nuevo título de este género. Se podría decir que frente a esta demanda constante, las películas salen una tras otra no siempre con la excelencia que deberían. En cada experiencia de cine de terror, aun mediocre, los espectadores sienten que ha valido la pena. Esto, claro, no impide que de vez en cuando aparezca una película del género más inspirada que el promedio, capaz de demostrar que también en lo artístico el género aun tiene mucho por ofrecer.

Andrés Muschietti –Andy en los títulos de este film hablado en inglés- es un director argentino que realizó dos cortometrajes antes de acceder a este, su primer largometraje. El primero de esos cortometrajes es Nostalgia en la mesa 8 (1999) un sencillo y simpático cuento de fútbol. El segundo, llamado Mamá (2008) es la base de esta película. Tres minutos le alcanzaban a Muschietti para generar un clima enigmático, producir terror y encontrar un remate perturbador.

Mamá (2013) es una coproducción entre España y Canadá, filmada en este último país y hablada en inglés, por lo cual pasa como film mainstream norteamericano sin problemas. Quedó incluso primero en la taquilla norteamericana en la semana de su estreno. El productor es Guillermo Del Toro lo que le da más chapa en la distribución internacional, aunque aclaremos que Muschietti no necesita ningún padrino para llamar la atención con su película.

Mamá tiene los elementos fundamentales para hacer la diferencia dentro del género. La historia es original e interesante. Dos niñas son llevadas por su padre –que ha enloquecido y ha matado a la madre de las niñas- al bosque, donde encuentran accidentalmente una cabaña. Dentro de ella, desesperado, el hombre decide matar a las niñas. Pero algo o alguien se lo impide y lo mata a él. Cinco años más tarde, el tío de las niñas recibe la noticia de que han encontrado a sus sobrinas en dicha cabaña, en un estado de deterioro y salvajismo impresionante. Logra que las niñas se le asignen en adopción y junto con su novia van a vivir los cuatro juntos. Pero alguien ha cuidado de las niñas durante cinco años, y ese alguien las acompañará, secretamente, a donde ellas vayan.

La premisa es inquietante y el terror funciona durante toda la película. No es común que en un film actual del género aun se logre asustar a los espectadores. Ese es otro punto a favor de Mamá: asusta. Como buen film de fantasmas, divide la historia en tres grandes bloques: Suspenso, terror, tristeza. Las historias de fantasmas –y en eso el productor Del Toro es experto- se parecen mucho entre sí. A diferencia del cine gore (no hay escenas sangrientas aquí) las emociones entran en el juego y las motivaciones del fantasma siempre surgen de forma tal que uno se conmueva.

Las dos nenas protagonistas son piezas claves para que la película funcione, pero la carga dramática recae sobre los hombres de Jessica Chastain (quien debería recibir premios por este film, además de por su brillante actuación en La noche más oscura). Ella compone un papel interesante, el de una mujer que no quiere ser madre y que de pronto se encuentra con dos niñas a su cuidado. Su evolución es clave para el drama.

Lo más impresionante de Mamá es que además de mantener el interés siempre, consigue armar un desenlace escalofriante, poco tranquilizador pero definitivamente justo. No es un film de terror común y corriente, es la ópera prima de un director y guionista a seguir.