Mamá

Crítica de Jonathan Santucho - Loco x el Cine

Un hogar entre las tinieblas.

En el inconsciente colectivo, la madre siempre es sinónimo de protección, ya sea de las amenazas del presente como de las opacas conjeturas del futuro. Pero, después de todo, ella es humana, así que algunas cosas son inevitables: tarde o temprano, todos nos enfrentamos con la dura realidad. ¿Pero que se puede hacer cuando se destruye esa barrera? Esa idea parece haberle interesado al productor Guillermo del Toro, quien junto con el co-guionista y director argentino Andrés Muschietti transformó a un aterrador corto de tres minutos en un largometraje que mezcla un oscuro cuento de hadas con un drama psicológico sumido en la realidad. Esto es Mamá (2013).

Desde los primeros segundos, el film muestra esta unión: aparece en la pantalla un “Érase una vez...” con la indudable letra de un chico, y al instante la acción se traslada al colapso financiero de 2008. Mientras las bolsas caen y el pánico aumenta, Victoria y Lilly son llevadas lejos de casa por su padre, prácticamente en lágrimas. Ellas notan algo raro, pero no están cerca de imaginarse lo que pasó; después de todo, como podrían saber esas pequeñas niñas que su papá asesinó a sus compañeros de trabajo, que acabó con la vida de su madre mientras se preparaban para salir, y que él también planea matarlas a ellas y suicidarse, para acabar con el sufrimiento. Las cosas cambian cuando la familia entra en una tenebrosa cabaña en lo profundo del bosque, tras lo cual las nenas desaparecen, así como los rastros de la inocencia.

Eso no detiene a Lucas (Nikolaj Coster-Waldau), el tío de las chicas, quien gasta tiempo, esfuerzo y dinero al buscarlas sin descanso. Y finalmente, cinco años después, Victoria (Megan Charpentier) y Lilly (Isabelle Nélisse) reaparecen, aunque actuando como criaturas salvajes. Asombrados por el hecho de que hayan sobrevivido tanto tiempo, Lucas y su novia Annabel (Jessica Chastain) las reciben y tratan de iniciar el proceso de reinserción a la sociedad. De todas formas, nada parece progresar: desde el regreso, las chicas sólo piensan en “Mamá”, ese misterioso y dominador personaje que, según ellas, las salvó de la muerte. Al principio, Lucas y Annabel no entienden la causa de esta locura, pero tras ruidos, ataques y tragedias, el espectro hace sentir sus mortales demandas en el hogar.

Por la mayor parte de su ópera prima, Muschietti hace un muy buen trabajo al adaptar su trabajo previo y construir el temor, dejando la trastornada conducta de las chicas, la sombría presencia secundaria de la criatura fantasmagórica y la fría e íntima estética como elementos suficientes para generar un clima terrorífico. Pero, sin embargo, el elemento en el cual la película funciona más es en su dedicación a mostrar las dificultades de la inclusión de Victoria y Lilly, y la relación que tienen con Annabel, quien de repente tiene que ponerse en el rol de madre. Es en este aspecto en el que la película logra el mayor éxito en distanciarse de otras producciones, principalmente debido a la labor de la camaleónica y estelar Chastain (en esta oportunidad, una morocha con el look del punk rock), así como al sorprendente trabajo de las pequeñas actrices con las que interactúa.

Sin embargo, el film decae cuando se aleja de su centro para atravesar una ruta demasiado conocida, como suele pasar con muchas historias de horror. Y lo que finalmente arruina algo de la atmósfera es la obligatoria revelación de Mamá, con el uso de efectos especiales que varían bastante, así como la llegada de sustos no tan bien pensados como los que recurrían a su naturaleza oculta. De todas formas, el film se levanta con su conclusión, que cuenta con el misticismo, la belleza y el evidente toque especial del padrino que nos supo dar El Laberinto del Fauno y El Espinazo del Diablo en el pasado.

A pesar de ciertas obviedades durante su segunda mitad, Mamá es un perturbador viaje hacia el lado tenebroso de la incertidumbre, que gracias a un remarcable elenco, unos personajes bien marcados y un tema debidamente explorado, toca el miedo de forma cercana. Sin abrigo, sin clemencia.

@JoniSantucho