Mala

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Cuesta creer que Mala pertenezca a un cineasta de fuste como Adrián Caetano. Inconexa, tediosa y hasta insustancial, la película parece hacer juego con un título acaso deliberado. Aún con ideas y escenas sugerentes, las decisiones expresivas y estéticas resultan antojadizas, cercanas a un cine experimental o iniciático. Está claro que el film propone búsquedas anticonvencionales o poco transitadas, pero esas lícitas motivaciones se desdibujan entre tantos desaciertos. Girando alrededor de un sicario femenino que sólo elije ajusticiar a hombres que sojuzgan a mujeres, el ecléctico elenco, paradójicamente, se ve sometido. Rafael Ferro parece un puching ball a expensas de los caprichos del guión, el notable Arturo Goetz actúa sólo un instante al ser asesinado –peculiarmente, eso sí- en el arranque del film, y Florencia Raggi, muy ajustada a su rol, es “reemplazada” a lo largo de la trama por tres chicas que abordan distintas facetas del personaje, alguna –Liz
Solari- de manera insostenible ¿No confió Caetano en la Raggi como protagonista absoluta del film? Por otra parte el estilo o género del relato no se define nunca, deambulando entre el thriller tarantinesco, la denuncia dramática, lo contemplativo y lo psicológico, hasta desembocar en un final de tono fantástico (Los usurpadores de cuerpos?). Mala parece ser sólo un mal sueño del director de Un oso rojo, con sobrado tiempo y talento para recuperarse.