Mala vida

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Llega al Gaumont en estas horas, "Mala Vida", una producción de Machaco Films dirigida por el dúo Mad Crampi y Fernando Díaz, realizadores de importante recorrido en el indie local. En esta oportunidad se lanzan a cranear una cinta casi coral, de varias historias que se entrecruzan en algún punto, enmarcadas en una Buenos Aires colorida, extraña y llena de teléfonos a disco!
La trama arranca con un programa de tevé que muestra la preocupación en el ambiente artístico por la desaparición sorpresiva de "Heidi"(Belén Chavanne) , una artista teen pop de la que se sabe poco y nada. La misma, terminará apareciendo en el living de la casa de dos vagos, desocupados, inconciente, y aferrada a una cartera llena de dinero.
Algo le pasó a Heidi pero no entendemos bien qué. Si bien pareciera que esto implicaría un secuestro extorsivo, la realidad no es tan simple como parece.
Por otra parte tenemos a una parejita conformada por un pibe que roba autos y una chica que se parece mucho a Heidi, excepto que claro, no es estrella de la música.
Ella le cuenta que está embarazada, y el caballero, mostrando toda su galantería, decide ofrecerle casamiento. Eso si, no es su hijo y aún no han intimado ya que su relación apenas acaba de comenzar. A partir de estos ejes (en apariencia distantes) se van sumando personajes, algunos más definidos (el asaltante profesional de bancos) y otros más difusos, con la intensión de enriquecer el conflicto principal y favorecer situaciones de desencuentros y absurdos.
La cinta, intenta mantener un ritmo alocado a través de gags cortos, que no siempre son efectivos. Quizás el guión podría ofrecer algunos matices más interesantes dada la ductilidad de personajes que transitan la escena.
El humor no es tan natural pero hay mucho histrionismo en el elenco y eso favorece el clima de delirio, aunque nunca termina por alcanzar niveles de cohesión narrativa para llevar al film a otro nivel. Esto se manifiesta en una historia que luce desbalanceada, donde se percibe que fue pensada con entusiasmo, pero cuyo ensamble final .
"Mala vida" es movimiento puro y merece un párrafo aparte el carisma de Chavanne , auténtico imán para el espectador (Joaquín Berthold también juega con el absurdo en su rol de Julián y no se le puede negar que entiende el juego). Ambos protagonistas son de lo mejor de la cinta.
Crampi y Díaz han hecho un gran esfuerzo en "Mala vida" y han elevado los estandares de producción un poco más allá de lo que habitualmente vemos en este tipo de propuestas.
Los rubros técnicos aportan lo suyo y la banda de sonido está muy bien (la canción principal, "Mi alma lloró" cantada por "The Tormentos" suena increíble), son una grata sorpresa. Me atrevo a decir que abona un camino de ideas novedoso para el cine de género local que invita a explotar guiones más arriesgados. De todas maneras, es siempre una noticia alentadora ver cómo día a día, la industria sigue explorando formatos mainstream y buscando afianzarse en un sello distintivo con sello local.