Lula, el hijo de Brasil

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Retrato sin matices del presidente de Brasil

Más cerca del manual de historia que del cine

La increíble historia de vida de Lula Da Silva se merecía una película mejor, más interesante y profunda que Lula, el hijo de Brasil . Desde el humilde comienzo en el estado de Pernambuco hasta llegar a la dirigencia del sindicato de obreros metalúrgicos, cada episodio de la vida del presidente de Brasil es mostrado como si se tratara de un manual de historia escrito por su biógrafo oficial.

El relato comienza en una choza dónde nace Luiz Inacio, séptimo hijo de padres campesinos y analfabetos que más tarde mudan a toda su prole a Santos, en San Pablo. Allí, el espíritu luchador de la madre, doña Lindu, interpretada con maestría por Glória Pires, contrasta con la violencia y el alcoholismo del padre, un villano sin matices que persigue a sus hijos a golpes cuando descubre que van a la escuela.

De los humildes comienzos a la adultez con empleo y título de técnico tornero, según la película Lula va por la vida tranquilo a pesar de ser víctima del desempleo y un accidente de trabajo que mutila su mano. Así, aunque el film intenta mostrar al político bajo la luz más favorable, de hecho, el guión lo representa apático y poco interesado en la realidad de su país. Algo que cambiará cuando su primera esposa y su primogénito fallezcan y él comience a dedicarle todos sus esfuerzos al sindicato para evitar pensar en su tragedia.

Al actor debutante en cine Rui Ricardo Diaz le tocó la complicada tarea de interpretar al actual presidente de su país además de una figura de peso para la política internacional y el imaginario de toda una región. A pesar del desafío, Díaz logra un retrato creíble hasta donde el limitado y superficial guión y la poco inspirada tarea del director Fábio Barreto se lo permiten.

Más allá de la razonable dificultad de reproducir en un largometraje la vida de una persona pública en la plenitud, los realizadores de Lula , apenasaprovechan las posibilidades cinematográficas que esa vida les provee. Cuando lo hacen, como en la escena en la que Lula habla sin micrófono ante una multitud que repite sus palabras para que lo escuchen a la distancia, se puede vislumbrar la película que podría haber sido y no es.