Lula, el hijo de Brasil

Crítica de Julia Panigazzi - A Sala Llena

La película más cara en la historia del cine brasileño, confunde con su publicidad dando a pensar que veremos un documental sobre el actual presidente del Brasil, el hombre fuerte, el ex sindicalista, el político.

Es reducido el tiempo que el film le dedica a esto, porque se trata de Lula, si, pero del hijo, el hermano, el estudiante, el trabajador, el marido, el sindicalista… y hasta ahí. Comenzando en la tropical Pernambuco, donde Doña Lindú da a luz a su séptimo hijo varón, sigue el relato reflejando lo importante que fue en la vida de Lula la imagen de su madre: fuerte y valiente, ante la pobreza y un marido alcohólico y ausente.

Cansa un poco la estética tan cuidada, que si bien evidencia la pobreza de la zona, el esmero en la pulcritud y la simpleza da a pensar que podría tratarse de un unitario de TV: cosa que se pensó ya que debido a su éxito en Brasil, Globo proyectaría convertirla en una miniserie.

Lula ( Rui Ricardo Diaz ) se recibe de técnico, luego comienza a trabajar de tornero, se casa con Lourdes, quien embarazada de nueve meses muere en un hospital publico junto con su hijo. Entre esta situación y el conocer a su actual esposa, Marisa Leticia, es que se involucra con la unión sindical: parece una casualidad por lo superficial que se toca el tema de la politica en su vida, hasta cuando desaparece el hermano en manos de los militares, es muy sencilla la escena en la que lo resuelve.

Si bien se entiende y se logra la idea del film: reflejar la vida de Lula, el hombre de familia , su viaje, representando el viaje de muchos brasileros, no hay un equilibrio con su vida política, no armoniza con el Lula mandatario.