Los posibles

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

La cámara toma a un hombre de espaldas, asomado a un balcón mirando hacia otro lado, hacia adelante. No es mucho lo que se puede ver de los alrededores y de hecho, desde este inicio y hasta el final de Los posibles, no importa tanto lo que pasa alrededor como lo que sucede adentro y se descubre en esa espalda primero en reposo y después en un estado opuesto a él. Como todas las espaldas y los brazos, las piernas, las manos y los pies en movimiento, en furioso transcurrir sobre un escenario despojado de objetos, pero repleto de danza y artistas que transmiten allí algo que comenzó como una puesta de danza teatro y se transformó en un film impactante.

Dirigido por Santiago Mitre, realizador de El estudiante , y Juan Onofri Barbato, coreógrafo y responsable del grupo de danza contemporánea Km 29, el film es una versión para cine de la obra del mismo nombre.

Aunque en apariencia poco tengan que ver las narrativas de El estudiante y Los posibles, hay una idea sobre el relato y la mirada, algo esencialmente cinematográfico que ambas propuestas comparten, un aire de familia visual al que contribuye el inspirado trabajo de edición de Susana Leunda y Delfina Castagnino, esta última también responsable del montaje de El estudiante .

Claro que aquí lo que se cuenta, lo que se muestra, corre por cuenta de siete artistas, la mayoría de ellos formados por Onofri Barbato en el centro de día Casa Joven La Salle de González Catán, que la cámara capta en el ejercicio de utilizar su cuerpo para descubrir en él códigos secretos que se despliegan como un mapa frente a los espectadores. Estos son hombres en conflicto consigo mismos y con el afuera, hombres en tensión y con una misión: transmitir una belleza que pasada por las herramientas del cine termina siendo hipnótica.

Los p osibles es una experiencia única que celebra la experiencia de danza teatro original de la que al mismo tiempo se despega para construir un hecho artístico difícil de describir, a veces hasta incómodo de mirar, pero que se graba en la memoria de quién deje de lado prejuicios y preconceptos y se anime a verlo.