Los pingüinos de papá

Crítica de Julia Panigazzi - A Sala Llena

Marks Waters (Chicas Pesadas, Las Crónicas de Spiderwick, pero también director de Como si Fuera Cierto y Los Fantasmas de Mi Ex) vuelve con una comedia para toda la familia protagonizada por Jim Carrey y seis pingüinos dentro de un relato lineal, simple y muy predecible. Cumple con la función de entretener y tiene efectos visuales bien logrados ya que, si bien las aves no voladoras realizan una serie de movimientos imposibles por su condición, la evidente digitalización no es irritante sino ingeniosa. Pero sí, una vez más, se cumple la frase: tiene menos gracia que Jim Carrey doblado al español, algo que se debe soportar por tratarse de un film infantil.

Mr Popper´s Penguins es un texto infantil de 1938 que se da a leer en las primarias estadounidenses desde hace mucho tiempo; esto conmovió al productor John Davis (Alien Vs Predator, Norbit, Garfield) que decidió convertir la novela en un film con algunas variaciones: el personaje principal es Tom Popper, un vendedor innato de bienes raíces que quiere escalar posiciones en la firma para la cual trabaja arduamente, está divorciado y tiene dos hijos, una adolescente y un niño a los cuales parece haber defraudado en más de una ocasión. Pero el personaje de Carrey es muy lejano al de Mentiroso Mentiroso, ya que parece sedado y muy contenido con respecto a lo físico, sus payasadas y sus imitaciones; su gestualidad está casi ausente, es decir, un Jim Carrey totalmente desaprovechado.

Todo cambia el día que recibe una caja misteriosa que contiene un pingüino y luego cinco más, que son la herencia que le dejó su padre con quien tuvo una relación a distancia hasta casi comenzar la segunda infancia; el “Águila Calva”, como lo solía llamar, viajó por el mundo y estuvo ausente en momentos importantes. Ahora debe lidiar con los pingüinos que ayudaron a que su familia le de otra oportunidad y a que refuerce la relación padre-hijo.

El del Señor Popper resultó ser un papel muy codiciado por los humoristas taquilleros de Hollywood, según comenta el director, ya que al parecer estas aves marinas despiertan ternura y atracción; sin embargo, el papel para la talla de un actor como Steve Carell fue otorgado a Ace Ventura bajo los efectos del diazepam. Y es que la chispa en sí se concentra en los pingüinos (no son los de Madagascar), que son diferenciados vagamente por sus características, al mejor estilo los siete enanitos: uno es ruidoso, otro es tonton, otro se caracteriza por sus momentos escatológicos.

El reparto casi silenciado que acompaña al protagonista está conformado por Carla Guigino, Angela Lansbury (que cae una vez más en el papel de la anciana adinerada), Philip Baker Hall y Clark Gregg, este último con un papel importante que pierde fuerza a lo largo el film y se vuelve a activar sobre el final.

Los Pingüinos de Papá se presenta como un film familiar trampolín para la vuelta a la comedia de Jim Carrey que viene de tropezar con Los fantasmas de Scrooge (2009) y Número 23 (2007), pero que sabe sorprender con Una Pareja Dispareja (2010) o Lemony Snicket: Una serie de eventos desafortunados (2004). Mr Popper cumple con despertar alguna que otra sonrisa y despistar con los pingüinos digitales del gran vacío de contenido de la trama.