Los pingüinos de papá

Crítica de Claudio Lo Iacona - Todo lo ve

Un film ideal para la familia

Jim Carrey es quien protagoniza esta disparatada aventura basada en el texto del clásico infantil de Richard y Florence Atwater, editado por primera vez en 1938, y transformado en película Mr. Popper's Penguins.

Esta historia, que iba a contar con otro director y con el rostro de Ben Stiller, fue adaptada de un pequeño poblado, como dice el cuento, a la Gran Manzana.

Todo empieza en Brooklyn, Nueva York, donde el joven Tommy Poper sólo espera el momento en que, poniéndose de puntitas de pie, pueda alcanzar una radio de radioaficionados para hablar con su padre, que viaje por el todo mundo.

Luego se lo muestra 30 años después, cuando Tommy ya es el Sr. Poper (Jim Carrey), trabaja como promotor inmobiliario de éxito en Manhattan y se encuentra divorciado de manera amistosa con Amanda (Carla Gugino), y con dos hijos (Madeline Carroll y Maxwell Perry Cotton) a los que ve cada dos fines de semana. Lleva una vida de lujo en su moderno apartamento de Park Avenue.

Todo se ve ordenado hasta que una mañana aparece un paquete en su puerta con el último regalo de su finado padre y un exótico recuerdo de la Antártida. Es ahí cuando todo cambia en la vida del personaje y mientras se aleja cada vez más de su preciado trabajo, termina acercándose con mayor facilidad a sus hijos.

La película cuenta con ritmo, reflexión y resulta por momentos sumamente cómica, siendo ideal para reunir a toda la familia.

El dinamismo que logra su realizador, Mark Waters, logra captar la atención y la lograda actuación de Jim Carrey lo sigue ubicando entre la lista de buenos actores de Hollywood.

Los pingüinos de papá es una invasión a la privacidad de un corazón cerrado y casi inviolable, de un hombre que por la falta de presencia paterna no sabe cómo acercase a sus amados hijos.