Los padrinos de la boda

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Del australiano Stephan Elliot, recuerdo en particular "Priscilla, queen of the desert", aquella comedia sobre cabarets y drags de estreno por mediados de los 90. Siempre esperé que levantara la puntería pero los títulos que siguieron en su filmografía fueron bastante desparejos.
Hoy llega a nuestras salas una comedia inglesa a la australiana, o viceversa, "A few best men", producto que busca profundizar en la veta de "Death at a funeral", ya que provienen de la misma factoría. En definitiva, bodas, cumpleaños, nacimientos, muertes, son lugares donde el humor negro puede llegar fácilmente dada la conjunción especial que se da naturalmente en esos eventos. Mucho más en los países del Primer Mundo, donde todo es hiper desarrollado...
En "Los padrinos de la boda" conoceremos a un chico que se casa: el carilindo David (Xavier Samuel). Resulta que en un viaje descanso se enamoró de la bella Mía (Laura Brent) y no tuvo mejor idea que proponerle formalizar la relación. Aunque recién se estén conociendo, la está muy entusiasmada con la idea y dispuesta a embarcarse en una boda que promete, ser singular a todas luces. La familia de la novia es bastante rica y posee campos en Australia, así que todo tendrá como epicentro la zona montañosa que da al pacífico en dicha isla.
David necesita a sus amigos para que lo acompañen en la empresa y los reune para ello: Tom (Kris Marshall, del anterior hit de la compañía) y sus dos mejores lads (Graham y Luke) se suben entonces al avión y dejan Londres para cruzar el océano y bancar la parada en la paradisíaca Oceanía.
Allí se encontrarán con la familia de la novia... Que deja bastante que desear. Bueno, no tanto, está Olivia Newton John, a quien hace tiempo que no veíamos! El papá de la que se casa, es un insufrible. Se llama Jim (Jonathan Biggins) , es político y muy controlador. Es más, es obsesivo y manipulador. Mucha gracia no le hace que su niña contraiga enlace y menos viendo el perfil de los amigos de su prometido.
De más está decirles que el trío de simpáticos ingleses tienen temas con la droga, el sexo, el descontrol... No son precisamente nenes de pecho. Desde que ponen pies en Australia, generan problemas. Así es como llegamos a los preparativos finales de la boda, con mucha desconfianza por los visitantes y una relación nada auspiciosa con el padre de Mía.
No voy a narrarles los eventos divertidos que tiene la cinta (porque los tiene, escatológicos hay, para los fans), pero si debo decirles que todo transcurre en un clima muy tranquilo y nada altera el ritmo de la narración... cosa preocupante si se piensa que esto debería ser una comedia delirante. Es bueno reconocer que tiene un cierto humor sutil en algunos gags que le ponen una sonrisa al espectador promedio, pero está lejos del delirio que supone una "The hangover", por ejemplo.
En líneas generales el film se deja ver y hasta pueden pasar un buen momento si lo suyo son las comedias tranquilas, pausadas y refinadas. Pero no es de las cintas que desatan grandes pasiones (como lo fue su predecedora "Death at a funeral"). Está muy lejos de ella.