Mike y Dave. Los busca novias

Crítica de Lucas Moreno - La Voz del Interior

La comedia de Jake Szymanski resulta un compendio de situaciones grotescas y sin gracia. Ni siquiera Zac Efron se luce como podría.

Basada en hechos reales, esta comedia no encuentra ningún sustento. Su vulgaridad, en lugar de incomodar, aburre estrepitosamente.

Un detalle pone en perspectiva el asunto: durante los créditos finales pasan los bloopers del rodaje. Equivocaciones en las líneas, risas no contenidas, tropezones, muecas, etcétera.

Este anacronismo de estudiantina hace que la misma película no se tome en serio. Los bloopers, más que un apéndice, se transforman en una indirecta: filmar esto fue un traspié, un descuido millonario que deberá ponerse en evidencia cuanto antes.

Mike y Dave: los buscanovias, está basada en hechos reales. Dos hermanos fiesteros son obligados a asistir a la boda de su hermana en Hawaii con mujeres distinguidas y educadas. Para encontrar a las candidatas, realizan una convocatoria web que se viraliza. Hasta aquí la anécdota verídica, abusivamente machista, luego hay que pensar cómo estructurar una narrativa con una premisa tan vaga, y si valía la pena el intento.

El no es rotundo: este filme carece de propósito, es un compendio de situaciones grotescas y sin gracia, un raspón para la comedia popular yanqui, esa de la que Judd Apatow puede dar cátedra.

Los problemas son globales, desde la inverosimilitud dramática hasta el timing impreciso de los chistes, estirando siempre el remate. Las actuaciones nunca se complementan, son chillonas y les falta ese magnetismo físico fundamental para el género.

La irreverencia no supera la inmadurez escatológica. Los constantes “fucks” o “shits”, para quien vea la película en idioma original, son muletillas vacías, tan exasperantes como los reiterados planos paradisíacos de Hawaii. El desenlace apela a un facilismo sentimental aberrante y pone a bailar, literalmente, a todo el elenco.

Quien surfea como un mínimo de elegancia este alud de mal gusto es Zac Efron, a quien la producción encima desaprovecha teniéndolo todo el tiempo con una remera puesta cuando la mitad de la historia transcurre en la playa.