Lore

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

La niña nazi

Infancias que se rompen temprano y ausencias paternas tanto simbólicas como reales marcan el tortuoso periplo y curva de transformación de la protagonista de este segundo opus de la realizadora australiana Cate Shortland, Lore, que ensaya desde una mirada despojada de toda candidez un retrato y radiografía cruda de la Alemania nazi derrotada por los aliados bajo el punto de vista de una adolescente cooptada por la ideología nacional socialista, que debe hacerse cargo de sus cuatro hermanos para llegar a la casa de su abuela en Hamburgo luego del abandono de sus padres.

El contexto en el que se desata esta travesía a pie, mezcla de lucha por sobrevivir y reflejo y resonancia de la guerra en la piel de los inocentes, se vuelve desde el punto de vista simbólico un referente obligado a la hora de establecer el análisis y la lectura sobre el ocaso del nazismo y su penetración ideológica en los ciudadanos alemanes con la inexcusable negación del holocausto a cuestas y la humillación del perdedor que creía haber vencido por contar con la protección de un padre todopoderoso como el Fuhrer, que en un sencillo y patético acto de cobardía los abandonó a su suerte y a merced del enemigo.

Lore (Saskia Rosendahl), desde su deber como hija actúa y resuelve en la desesperación, pero a la par su crecimiento, el cambio hormonal y su cuerpo también experimentan la dolorosa metamorfosis que la alejan de la inocencia y la sumergen en el lodo de las contradicciones, los odios y el rencor hacia esa Alemania sorda y ciega, dividida en zonas o fronteras por las que debe transitar con sus hermanos sin reflejar su origen ante la mirada escrutadora de los enemigos. Así se cruzará en su travesía con Thomas (Kai-Peter Malina), un muchacho judío que la salva en más de una oportunidad pero para quien ella guarda el máximo desprecio producto de su xenofobia, por lo menos al comienzo de la relación.

Como se dijo en un principio la idea de infancia destruida por los embates del horror causado por los adultos junto a los despojos de la inocencia que yacen en las mismas ruinas que atraviesa la valiente niña nazi forman el eje de esta aventura de iniciación, basada en la novela El cuarto oscuro, de Rachel Seiffert, sumado a la tensión desde el punto de vista cinematográfico a fuerza de cámara en mano y primeros planos.

En otro orden es de destacarse la actuación de la joven Saskia Rosendahl en un papel de mucha intensidad pero que nunca sobrepasa los niveles del drama y con sutileza transmite emociones diversas y contenidas, sin vicios actorales o excesos compositivos.