Lo mejor de nuestras vidas

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Sólo simpático “puzzle” chino

El título "Lo mejor de nuestras vidas" ya se aplicó aquí, en 2007, a la exquisita "Fauteuils d' orchestre", de Daniele Thompson, donde Cécile De France era una mesera de provincia fascinada por el vecino Theatre des Champs Elysées y sus artistas. Con uno muy parecido, "Lo mejor de nuestra vida", se estrenó entre nosotros en 1947 el gran film de William Wyler sobre tres veteranos de guerra que vuelven a sus respectivos hogares, uno de ellos con dos ganchos en vez de manos. Basado en la novela de MacKinlay Kantor "Best years of our lives", es natural que ahora la película se consiga en video como "Los mejores años de nuestras vidas". Menos comprensible es que algo llamado "Rompecabezas chino" se convierta en lo mejor de la vida de varias personas. Si así fuera, caramba, qué maravilloso será ese rompecabezas, o qué vida de miseria habrá tenido esa pobre gente.

Pero sabemos que esa gente tuvo épocas de mucho disfrute juvenil en una pensión catalana y tiempo después en una gran fiesta de casamiento sobre un barco navegando por el Volga, y gozó también de otras cuantas excentricidades cosmopolitas con eje en París. Se trata de los personajes principales de "Piso compartido" (título original, "L' auberge espagnole"), que era muy simpática, y "Las muñecas rusas" ("Les poupées russes"), que ya era medio floja. Es decir, el carilindo e inmaduro Xavier Rousseau, estudiante de economía metido a escritor, y las tres mujeres de su corazón: Isabelle, Martine y Wendy. Que acá se juntan para hablar mal de él delante suyo, como diría algún machista menoscabado. Y bueno, él se lo buscó.

Casado finalmente con Wendy, ahora debe afrontar la separación y la mudanza de ella con los hijos a Nueva York. Incapaz de soportar la lejanía, allá va nuestro antihéroe, sin habilidad para el inglés pero sí para meterse en enredos laborales, migratorios y matrimoniales. Ahí entran a tallar las amistades, una pareja lesbiana con inquietud maternal, una bonita chino-americana, el barrio entero de Chinatown, etc., todo pintado con ligereza, como haciendo apuntes rápidos, caricaturas a la pluma, medio a las apuradas pero con linda iluminación, lugares agradables para ver en foto, y rostros ya cercanos a los cuarenta pero bien cuidados. En suma, se pasa el rato y se sale con ganas de ver o rever la primera de la trilogía. Intérpretes, Romain Duris, Kelly Reilly, Cécile de France, Audrey Tautou, ahora también Li Jun Li), Sandrine Holt, y, palabra mayor en un rol menor, el realizador de "Adiós a la reina", Benoit Jacquot, como padre del protagonista. Autor de las tres comedias (la buena y las dos siguientes), Cédric Klapisch.