Líbranos del mal

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Cruzar al otro lado

De Scott Derrickson. Un policía de Nueva York (Eric Bana) busca desentrañar una serie de muertes ligadas a lo demoníaco.

Las regalías que habrán recibido Robby Krieger, John Densmore y los deudos de Ray Manzarek y Jim Morrison por Líbranos del mal, lo nuevo de Scott Derrickson, creador de Sinister. The Doors, con el tema Break on Through (To the Other Side), se vuelve la llave de una película que combina varios mundos: el policial, el drama, el suspenso y -con mucha sangre- el terror.

Este filme, basado en los "relatos reales" del sargento Ralph Sarchie de la policía neoyorquina, comienza con tres marines que entran a unas cuevas en plena Guerra de Irak (abril de 2010). Allí una presencia maléfica le cambiará la vida a uno de ellos. El filme salta, sin pedir permiso, a los suburbios del Bronx en 2013, donde dos policías -el citado Sarchie (Eric Bana) y un colega- hacen cumplir la ley arrestando a hombres golpeadores. Pero tropiezan con un incidente en un zoológico: una presunta enferma mental arroja a su bebé al foso de los leones. Líbranos del mal en la primera media hora se torna indescifrable, no se sabrá hacia dónde virará (y encajarán) tantos componentes, sumándole el grado de la posesión demoníaca.

El nexo será el informal padre Mendoza (Edgar Ramírez), que toma whisky como agua, fuma y tiene un superado pasado narcótico. Y, como buen demonólogo, advierte a los uniformados sobre la presencia de un ser maléfico en el ex marine Santino (¿justo ese apellido?), uno de los mejores posesos desde El exorcismo de Emily Rose. La figura del búho (símbolo de la clarividencia, la noche, el frío y la muerte en el Antiguo Egipto) se repite tanto en murales como en muñecos. Y también la conjunción idiomática, de latín a español pasando por lenguas muertas, un clásico ya desgastado. Pero acá todo se verá en las paredes y en el tajeado cuerpo de Santino. Bien.

Si un logrado y prolongado exorcismo puede ir de la mano de un hombre colapsado por el trabajo, que deja a su mujer e hija a la buena de ¿Dios?, Líbranos del mal cumplió su misión: la de no perder la fe y luchar por los tuyos.