Lejos de ella

Crítica de Aníbal Perotti - Cinemarama

Placeres desconocidos

La enorme cartografía del espacio en China y el tiempo insondable entre el pasado y el presente constituyen una matriz en la obra de Jia Zhang-ke. El cineasta ausculta las gigantescas mutaciones de su país de un modo estilizado y a la vez inscripto físicamente en una realidad material. Lejos de ella se interroga sobre el devenir de los valores esenciales que sustentan las relaciones humanas en el contexto de la veloz transformación de las formas de vida. La película instala una contradicción dinámica y abierta entre dos concepciones del tiempo: la línea recta, que sigue un curso rápido por los tres episodios en tres épocas diferentes, materializadas en los autos, motos, trenes, camiones, aviones, tranvías y helicópteros que utilizan los protagonistas; y el tiempo cíclico de la tradición, con elementos, figuras y motivos que se repiten o reaparecen de una época a otra.

La última película de Jia Zhang-ke explora nuevas tonalidades manteniendo una total coherencia con su obra anterior. El cineasta filma por primera vez en el extranjero y en idioma inglés, abandona a los personajes a lo largo de una historia de más de veinticinco años y juega con los formatos de proyección. Lejos de ella es un cuento desesperado y emotivo que sorprende por el uso de materiales visuales diferentes, a mitad de camino entre el ensueño y el hiperrealismo. La película moviliza los recursos del melodrama clásico: la presencia y la belleza de Zhao Tao aportan una desmesura inédita. Todo va muy rápido, entre elipses y ramificaciones que dejan olvidados temas narrativos. Una sorprendente metamorfosis formal fluye desde el formato de video cuadrado para el himno kitsch “Go West” de Pet Shop Boys, hasta el scope frío y azulado del lujoso exilio australiano. Un país desorientado convertido en un karaoke. La imagen digital como plástica posmoderna, un relato errante, una poética del desvanecimiento, el aire etéreo de la música electrónica y los fuegos artificiales para el vacío que aflora inexorable.