Le Nouveau

Crítica de Gustavo Castagna - Subjetiva

LA PIEL DURA SIGLO XXI

Como primer acercamiento a la opera prima de Rudi Rosenberg podría decirse que es un film simpático, eficaz, agradable de ver y efímero en su duración.

El segundo comentario refiere a la impensada repercusión que tuvo la película en su país de origen (ay, el cine industrial francés, en el exterior, en el mundillo de los festivales y en la opinión de la crítica, estimo que en los cuatro ítems, más que exagerada y poco común.

El tercer punto, por su parte, es un interrogante sin respuesta: daría la impresión, por lo que se observa en las imágenes, que el director y los guionistas no vieron nunca o no les interesan los diversos acercamientos al rol de la niñez y la adolescencia que dejó Francois Truffaut para la gran historia del cine.

En el recuerdo comparativo Le nouveau aun pierde con la liviana La piel dura (1976), relato sobre la adolescencia en un colegio que Truffaut realizara entre el melo La historia de Adela H y la autobiografía no declarada de El hombre que amaba a las mujeres.

Se dirá que los conflictos no son los mismos de hace cuarenta años y por supuesto que es así. Sin embargo, el espacio (el colegio), el punto de vista (los chicos) y las idas y vueltas de la trama (los primeros acercamientos en el amor, las disputas entre los adolescentes por un espacio de poder, el casi silencio o segundo plano que ocupan los mayores, los miedos y los temores por conocer a otro), siguen siendo los mismos. O muy parecidos.

Es lo que le ocurre a Benoit, un chico ajeno a París y recién llegado a la capital que ingresa en un nuevo colegio. Solitario, silencioso pero seguro de sí mismo, Benoit armará un grupo con Constantin (el tonto nerd), Aglaee (una chica con inconvenientes motrices) y Joshua (el personaje más jugado y poco políticamente correcto). Frente a ellos, otro grupito, el de los chicos piolas, las bromas pesadas y el acoso permanente con un líder que se postularía a delegado de la clase.

Pero hasta ahí, sin entrar en la agresión fuerte ni en el cinismo por el dolor ajeno.

En ese sentido, Le nouveau toma el lado más transparente de La piel dura: nada de crónicas de niños solos, ni olvidados ni tampoco de mirar al mundo desde el malestar que padece el otro. Pura visión dietética del asunto.

Pero la narración es eficaz, los personajes tienen carisma (especialmente, Costantin y Joshua) y hasta surge la posibilidad de que Benoit se enamore por primera vez, en este caso, de Johanna, una compañera de origen sueco.

Una fiesta oscura y poco feliz para el resto pero agradable y risueña para Benoit y Joshua se convierte en una gran escena, momento en que se establece una amistad que daría a entender será para toda la vida.

Pero hasta ahí, ya que Rosenberg roza la superficie de los conflictos, arma y desarma una escena para que ésta no llegue a la incorrección, acomodándose en un tono más que liviano, efectivo, pero carente de riesgos.

Pensándolo bien, algunas escenas de La piel dura, en comparación con la tibieza Le nouveau, reconvierten a la película de Truffaut en un manifiesto anárquico sobre la etapa adolescente.

LE NOUVEAU
Le Noveau. Francia, 2015.
Dirección: Rudi Rosenberg. Guión: Igor Gotesman, Bruno Muschio y Rudi Rosenberg. Producción: Eric Juhérian y Mathias Rubin Música: Jonathan Morali. Fotografía: Nicolas Loir Montaje: Julie Lena. Intérpretes: Réphaël Ghrenassia, Joshua Raccah, Géraldine Martineau, Guillaume Cloud-Roussel, Johanna Lindstedt, Max Boublil, Eythan Chiche, Gabriel Nahum, Ismaël Mandile. Duración: 81 minutos.