Las hierbas salvajes

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Llega a las pantallas de Buenos Aires la última obra del realizador francés Alain Resnais, ganadora del Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Cannes 2009 y en la que nos ofrece un historia basada en la del libro "L´incident" escrito por Christian Gailly y guionada por Alex Reval y Laurent Herbiet.

Con una profusa carrera cinematográfica integrada por 23 largometrajes y 24 cortos documentales, Resnais, de 88 años, uno de los pilares de la mejor época de la Nouvelle Vague, vuelve a ocuparse de las personas que transitan una etapa de confusión en sus existencias provocada por episodios de su pasado que no pueden superar pero que, para olvidarlos, se aferran a los acontecimientos fortuitos con los que el presente los sorprende como si fueran una tabla de salvación que los alejará de la depresión y del vacío vivencial que sienten bajo una apariencia de indiferencia los unos o de frivolidad los otros. Personajes que en definitiva no se conocen, esencialmente, entre ellos.

Así lo hizo en su primer largometraje, inolvidable "Hiroshima, mon amour" (1959) guionado nada menos que por Marguerite Duras y en obras posteriores como por ejemplo "El año pasado en Marienbad" (1961) con un guión de Alain Robbe-Grillet basado en la novela "La invención de Morel" del argentino Adolfo Bioy Casares, también se encuentra esta narrativa experimental de la ambigüedad, que luego fue su característica, en "Muerte al amor" (1984), "En la boca, no" (2003) y en una de las más recientes, "Asuntos privados en lugares públicos" (2007).

En esta realización, la primera puesta en situación del espectador se hace mediante un narrador, con un magnífico trabajo en off del conductor televisivo francés Edouard Baer. Después, Renais, mediante su característico uso del montaje sin continuidad y de planos superpuestos como alter ego, comienza desde las primeras escenas a perfilar a cada personaje en el tiempo y espacio real para contarnos que están en una aguda etapa de expectativa a lo que sucederá en sus existencias.

Marguerite compra cosas que no necesita pero llenan su vida y en un shopping le robarán su billetera, la que será encontrada, sin dinero pero con documentos por Georges, que posterga tareas tan simples como cortar el césped de su casa para tener así algo para estar ocupado en su futuro. El hombre decidirá devolver lo que encontró pero el estar frente a la mujer no será algo que busque de inmediato sino que obviamente lo postergará, mientras ella se debatirá con un histerismo que la confundirá aún más. Son dos seres que no se aman pero se reclaman el uno al otro, no se quieren pero se necesitan. Sus vínculos son casi superfluos. Poéticamente desde el título y también en algunas imágenes vemos que en los canteros de sus vidas crecen "malezas" y no encuentran la forma de eliminarlas. Esos "yuyos" pueden llegar a bloquear los caminitos que se emplean para salir de enmarañado jardín.

La trama contiene, casi todo el tiempo y a pesar de ser un drama, rápidos pases de comedia, que arrancan sonrisas, muy cargados de una ironía que dispara sus dardos a las mujeres, a los hombres, a la situación laboral francesa, al cine de Hollywood y hasta a las más emblemáticas obras del propio realizador.

La protagonista, Marguerite, está interpretada por Sabine Azéma, famosa actriz y directora francesa de 60 años y esposa de Alain Resnais. Azéma compone sin discontinuidad su personaje desde la inocencia, lo pasa por la excentricidad y vuelve a colocarlo en la inocencia; mientras que André Dussollier compone a Georges más que con los gestos con una construcción vocal al utilizar tonos dubitativos casi todo el tiempo, trabajo difícil, pero él es también un actor de radio acostumbrado a este tipo de resoluciones interpretativas.

Este drama, con dos falsos finales y un cierre de historia que todos los espectadores se imaginan, entretiene y hasta arranca sonrisas al tocar, sin demasiada profundidad, el mecanismo de ocultamiento que casi todas las personas utilizan al menos en una etapa de su vida para que no se revele algo que consideran que arruinará su presente y su futuro.