Las enfermeras de Evita

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“Las enfermeras de Evita”: una emotiva evocación.

Fueran internas o externas, de mañana iban a la secundaria y de tarde, a la Escuela de Enfermería. Orden, limpieza, disciplina. Marchaban con el uniforme almidonado, tenían vocación de servicio y amaban a Evita. Eran las enfermeras de la Fundación Eva Perón. Allí se formaron, y asi se presentan, María Eugenia Álvarez, María Luisa Fernández, Lucy Rebelo y Dolores Rodríguez.

La más conocida es María Eugenia Alvarez, que con sólo 23 años llegó a ser regente de la Escuela, y fue también la enfermera personal de Eva Perón, hasta el último momento. La Libertadora le hizo pagar después esa fiel cercanía. Es fuerte lo que ella cuenta. Lo mismo, las otras tres, que rebalsan de cariño y de orgullo por la obra en la que participaron activamente, conducidas por los doctores Ramón Carrillo y Ricardo Finochietto, dos grandes eminencias de la salud pública en Argentina, y embebidas de la mística que les transmitía Evita.

Algún antifascista desprevenido puede erizarse espantado cuando la más viejita desempolva y entona unas loas que son toda una evidencia del culto a la personalidad entonces practicado, pero la verdad es que da ternura, la viejita. Las cuatro mantienen el espíritu y embellecen los recuerdos. Y el director, un poco, también se está contando una película. Lo evidencia, la selección de recuerdos, de imágenes de archivo muy bien conservadas y elegidas, el fondo con una música típica de película nacional de aquella época, y, un riesgo que le sale bien, la inserción de unos inesperados números musicales. Los mismos están a cargo de unas chicas vestidas de enfermeras, que, digamos, transmiten de forma actualizada los sentimientos que tuvieron esas cuatro mujeres cuando jóvenes, tanto la ilusión al entrar en la Escuela, como la desazón cuando todo aquello se vino abajo. Un recurso interesante, por suerte bien logrado. Otro recurso, la inclusión de una historiadora que aparece cada tanto bajando línea, es innecesario y además interrumpe la emoción.

Autor, Marcelo Goyeneche ("El día que bombardearon Buenos Aires", "Carne viva", "SMO, el batallón olvidado"). Música de los números musicales, Gaby Goldman. Letra, Marcelo Kotliar.