La vida después

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Inquietante drama hecho de sugerencias

El departamento. Cada uno va a recordarlo, después. Ella está en la bañera, él sentado en el borde. Se quieren, se cuidan uno al otro. Pero por alguna razón, después de tantos años juntos, van a separarse. Hay gente así. Surgen los recuerdos. Se confunden, esos recuerdos. También se olvidan, o los dos se quieren pero sólo uno se acuerda. La cabeza suele ser más compleja que el corazón. ¿Hay, entre medio, algo que imaginamos, o que uno de ellos imagina? ¿Y si después advertimos que la otra persona ya no es como antes, y acaso pensamos que en realidad nunca fue como la veíamos?

Casi diez años atrás, Franco Verdoia y Pablo Bardauil hicieron una obra coral llena de nervio, casi al límite en muchos aspectos y con un largo elenco, "Chile 672". Ahora volvieron al cine, más calmos. Desarrollan la vaga sugerencia en vez del grito, tensan de modo sutil una sola historia con dos o tres puntos de vista, envuelven el drama en una luz tranquila, y potencian un elenco reducido: María Onetto, Carlos Belloso, Rafael Ferro (siempre hay un tercero, pero en este caso no es sólo lo que uno piensa). Respaldos ocasionales, Sandra Villani, María Lorenzutti, Esteban Meloni, José Luis Alfonzo. Dirección de arte, Cristina Nigro. Fotografía, Jorge Dumitre. Suficiente con eso. Tocantes, la imagen del marido achicadito en la cabina del camión de mudanza, sus temerosos acercamientos a una página de internet, las dos evocaciones de un juego entre amigos a partir de una pieza de Pinter, "El amante", la inesperada noticia policial, la revelación, la recriminación a quien no está. ¿O acaso está ahí? Los recuerdos se hacen muy presentes en determinadas circunstancias. Después se desvanecen. Y la vida sigue. Inquietante película.