La traición

Crítica de Daniel Castelo - Infonews

El regreso de Steven Soderbergh al policial

Mallory Kane (Gina Carano) es una joven y bella damisela de armas tomar, una agente encubierta todo terreno, cuyo jefe (Ewan McGregor) la ofrece a agencias de inteligencia gubernamentales para trabajos secretos (e inconfesables). Luego de una misión de rescate en España, el destino de nuestra heroína es Dublin, donde se une a otro agente (Michael Fassbender). Pero las cosas no salen como estaba previsto y Mallory debe hacerse cargo de una situación de alto peligro para su vida, además de encarar una operación de venganza.

El regreso del Steven Soderberg al policial duro después de más de una década (su última incursión fue la excelente The Limey, en 1999) llega con la renovación propia de una posmodernidad un tanto tardía. El protagónico de la luchadora profesional Gina Carano es una incorporación interesante a su filmografía, en general plagada de estrellas y/o buenos intérpretes, pero a la sombra de películas como la ya clásica Nikita o la reciente e hiperefectiva Salt, de Philip Noyce, dijeron tanto sobre el subgénero que podría decirse que, a su manera, establecieron las bases para lo que en este caso el director de Traffic llevó a cabo de forma correcta.

Es un buen film, un policial con formidables escenas de acción, con una trama de guión que no escapa a las complejidades de la intriga con formato de rompecabezas, aunque sin dejar de lado su clarísima pertenencia al cine de acción y aventuras. No es casual, entonces, que el responsable del texto sea el mismo que acompañó al director en la mencionada The Limey.

Hay vértigo, personajes fuertes (empezando por Mallory) y otros centrales con el peso específico de las figuras que los interpretan (Douglas, McGregor, Banderas) y sobre todo un oponente de peso, el nuevo suceso del cine con espíritu indie, Michael Fassbender (el mismo de Shame). Soderbergh sabe rodearse y conformar un elenco sólido para contar lo suyo y que fluya, esta es otra de esas oportunidades en las que el curriculum no miente y los hechos ratifican los diplomas.