La posesión

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Poca novedad para una tosca propuesta

Empieza como un policial: una bandita prepara un secuestro extorsivo. Parecen más bien modelos de una marca de ropa de tercera línea, pero se las ingenian para raptar a una chica, que -dicho eso con un buen chiste- claramente no estaba muy cómoda en esa casa. Claro: la secuestrada está poseída. Buen comienzo, al menos con un pequeño twist genérico en la catarata de terror adocenado que se produce en muchas partes del mundo y también, como en este caso, en Sudáfrica. Después de ese momento hay algo así como una hora de imágenes chapuceras, montaje tosco, cualunquismo argumental y gente muerta y/o en vías de hacerlo, ojos reventados y otras delicias que olvidaremos en pocos minutos.