La parte automática

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Desiertos

El realizador Ivo Aichenbaum expone en una voz en off rápidamente su llegada al mundo, allí su padre se relaciona con un pasado que conjuga la aventura de un médico en la guerrilla sandinista, y luego una gran ausencia desde Río Gallegos, desde esa Patagonia desértica hacia el desierto de Israel. Ivo emprende así un viaje acompañado de varios jóvenes de origen judío para retomar contacto con esa tierra, pero desde el lugar del extrañamiento y ese es el principal motor de este interesante relato que no detiene su atención en las obviedades para enriquecerse desde la incomodidad de la incerteza.

Resulta difícil sintetizar que es La parte automática, porque precisamente la idea central es encontrar en el pretexto del documental el espacio para poner en marcha las contradicciones, por ejemplo, del realizador a la hora de encarar un reencuentro con un padre ausente o tratar de asimilar las tradiciones y la cultura en un país al que le encuentra a veces similitudes con el barrio patagónico donde pasó gran parte de su infancia.

El recorrido por lugares parece abrazar la idea de azar y no la del itinerario programado de un turista y la forma desde su contenido adhiere al enfoque despojado de didactismo o bajada de línea en función a alguna causa más profunda, como por ejemplo el holocausto o el conflicto entre Palestina e Israel. Basta una charla con un taxista para reconocer en ese intercambio cultural otra idea completamente distinta de la que puede tenerse de un pueblo enfrentado y que también padece el terrorismo propio y ajeno. Tampoco el director toma partido ni deja entrever un discurso formado u opinión, aspecto que hace de este documental extraño y muy recomendable su mayor cualidad, sin menoscabar un meticuloso trabajo de dirección y la confianza en que a veces tomar riesgos a nivel cinematográfico da sus frutos.