La oscuridad

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Paul (John Leguizamo) trabaja como proyeccionista en un multicine. Controla las proyecciones y como todo está bien se sienta a leer un libro. Apagón general. Con la luz de los generadores el hombre empieza a descubrir que la gente desapareció y sólo quedaron sus ropas tiradas, como si todo el mundo se hubiera ido a la orgía más grande del mundo. Hay otros que sobreviven Luke (Hayden Christensen), Rosemary (Thandie Newton), James (Jacob Latimore) y Briana (Taylor Groothuis) Parece la extinción de la raza humana. Como terminada la función seguimos todos vivos... parece que es la extinción del género del terror nomás.

Qué, Quién, Cómo, por qué, para qué y otras preguntas básicas, y necesarias para el espectador, jamás tendrán explicación alguna en “La Oscuridad”. Da rabia, porque la propuesta inicial está buenísima... pero dura diez minutos.

Así que decidí mandar una carta a Hollywood. Si me llega la respuesta prometo publicarla en este mismo espacio así despejamos dudas.

A continuación, una copia de la carta.

“Estimado Brad Anderson:

De mi mayor consideración.

Le envío esta misiva para desearle una pronta recuperación de su estado de amnesia, el cual seguramente hizo que teniendo un antecedente de buena película como “El maquinista” (2004), lo haya hecho dirigir “La Oscuridad”. A propósito de la misma, quisiera saber un par de cosas, si no es mucha molestia. Para empezar, si el guionista que le encajó el estudio, Anthony Jaswinski, le entregó un guión o sólo una idea escrita en una servilleta del bar. De ser esto último todo tiene más lógica.

Hablando de la historia en sí, se que ocurre en nuestros días y en Detroit. ¿Sería tan gentil de contarme qué es esto de las sombras y por qué hacen lo que hacen? O sea, entendí que usted ve muerte en la oscuridad y vida en la luz, pero le recuerdo que la gente que va al cine a ver una de terror ya está acostumbrada a aceptar lo inverosímil, pero, eso sí, las reglas del juego deben ser claras y la fluidez del relato debe justificar lo que sucede. Por ejemplo, usted propone que los personajes siguen vivos si tienen un poco de luz a mano. Hasta un fósforo sirve. Si no hay luz, vienen los deditos de las sombras y los matan a sombrazos limpio. Sin embargo, en varias escenas los personajes están acorralados y se salvan igual. De todos modos, si se inspiró un poco en la serie televisiva “Lost” (2004/2010) le recuerdo que al final (haya gustado o no) hay una explicación hasta para ese humito negro que se llevaba a la gente a la espesura de la isla. En su caso ¿Por qué no pasa lo mismo? Si es una nueva tendencia en Hollywood, avise para estar prevenido.

Otra cosa que me llamó la atención es que ninguna linterna funciona en esa ciudad. La única que anda es la de Briana, una nena preciosa que se suma a la idiotez generalizada de sus personajes y cada vez que ve alguien vivo sale corriendo a la oscuridad. Por otro lado, las luces delanteras de una camioneta pueden durar tres días encendidas. Sé que la General Motors le debe haber regalado un montón de autos para explicar esto con la frase “Es una Chevrolet”, pero para el espectador es insultante. ¿Se da cuenta? Hablando de luz, avísele al director de fotografía que debería estar presente todos los días de rodaje, y no mandar a un cadete con un fotómetro, porque después pasa lo que le pasó acá: Defasajes conceptuales entre la luz en la cara de los actores y el lugar de donde proviene.

¡Ah!, ya que estoy, felicite de mi parte a Lucas Vidal, el compositor de la banda de sonido, por ser el único que se tomó en serio su tarea. Espero ansioso poder escuchar algún próximo trabajo.

Sigo preguntando: ¿Le enseñaron alguna vez lo qué es un flashback y para qué sirve? Digo, porque todos los que puso en “La Oscuridad” no aclaran nada, apenas sirven para mostrar que sus personajes siguen vivos de casualidad, algo que ya sabíamos todos.

Por último Sr Anderson, y no lo molesto más, si empezó algo termínelo por favor. ¿Me comprende? Usted no puede irse del set a tomar cerveza con los técnicos mientras deja que la película se resuelva sola. Queda feo, ¿vio? Es más, si puede le ruego me tenga al tanto del paradero del caballo que aparece al final, a ver si ya llegó a la frontera mexicana o lo agarró el delegado de la sociedad protectora de animales.

Espero que usted, o alguien de su entorno, pueda responderme pronto, mientras tanto yo tengo tres o cuatro personas que detesto profundamente a las que ya les he recomendado su película.

Saludos Cordiales”

Iván Steinhardt